La estrategia del amor auténtico: no te fíes del espectáculo de un romance ruidoso; el silencio del león esconde más lealtad.
Un matrimonio visitó el zoológico, un entorno donde la naturaleza exhibe sin filtros sus comportamientos más primarios. Este paseo se convirtió, inesperadamente, en una lección crucial sobre la estrategia del amor y la diferencia entre la apariencia y la realidad de los sentimientos.
La pareja se detuvo primero ante la jaula de un mono. El animal jugaba apasionadamente con su hembra, exhibiendo un frenesí de afecto y contacto físico. La esposa, conmovida por la exhibición, comentó: "¡Qué animal tan romántico!". Este espectáculo de afecto efusivo a menudo es idealizado en la sociedad actual como el pináculo del amor.
Luego, se dirigieron al recinto del león. En contraste, el león y su leona estaban separados. El macho se sentaba silencioso en su rincón, imperturbable, como si su compañera no existiera. La escena proyectaba una apariencia de distanciamiento y frialdad. La esposa sintió tristeza y comentó: "Qué escena tan triste, sin amor evidente". La estrategia del león parecía ser la indiferencia, un comportamiento que el ojo superficial interpreta como ausencia de romance o conexión.
Esta anécdota ilustra cómo la mayoría de las personas se deja engañar por lo que ve, confundiendo el espectáculo visible con la sustancia de la lealtad.
El marido, observando la disparidad de juicio de su esposa, decidió aplicar una sencilla prueba para revelar la estrategia real de supervivencia y lealtad de cada animal.
Le pidió a su esposa que arrojara una piedra a la leona. Al hacerlo, el silencio del gran felino se rompió con un rugido atronador. El león, cuya apariencia era de silencio y desinterés, se abalanzó con ferocidad para defender a su leona. Su estrategia era la de la reserva en tiempos de paz y la protección total ante el peligro. El afecto no estaba en el juego; estaba en la lealtad incondicional.
Luego, se le pidió que repitiera el experimento con el mono. Al sentir la amenaza de la piedra, el mono, cuyo romance había sido tan visible y ruidoso, actuó por puro instinto de supervivencia. Saltó, trepó al árbol más alto y abandonó a su hembra a su suerte para salvar su propio pellejo. Su estrategia era la del egoísmo bajo presión, una apariencia que se desmoronó ante el primer signo de peligro.
El marido resumió la lección con una verdad profunda sobre la estrategia de las relaciones humanas: "No te dejes engañar por lo que ves como romance en el espectáculo externo. Muchas veces, es solo una apariencia engañosa diseñada para ocultar un corazón vacío". Ver Lo que nunca te enseñaron
Estos comportamientos ruidosos, las exhibiciones públicas de afecto o las grandes declaraciones a menudo son meras tácticas de distracción o validación, carentes de la sustancia de la lealtad real. El silencio y la calma, por el contrario, no deben confundirse con la falta de amor.
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