Escila, de origen siciliano, era la prostituta más popular y deseada de Roma en la época del emperador Claudio. Se dice que su belleza competía con la de los demás. Ver Conventos muy liberales en Venecia Los hombres de alto rango pagaban grandes sumas de dinero para estar con ella. Tal fue su fama y belleza que llegó a oídos de Mesalina, esposa del emperador Claudio, que la envió a palacio para reunirse con ella mientras el emperador estaba fuera de la ciudad y desafiarla a una apuesta. (ambas eran guapas y gustaban del sexo) Cila aceptó el reto, convencida por sus compañeras de trabajo, y se fue a palacio a disputar una apuesta que no era otra que ver cuál de las dos se acostaba con más hombres en una sola noche. Allí esperaban hombres de todos los rangos y mujeres amigas de Mesalina que aceptaron participar en el juego. Tras la cena organizada por este motivo, comenzó el reto entre ambos. Al amanecer, Escila estaba con veinticinco hombres, mientras que Mesalina ya tenía unos setenta