Erwin Rommel, el héroe para algunos, el "Zorro del Desierto" para otros, no fue un santo ni un rebelde moral dispuesto a luchar contra el mal nazi desde el principio. Era un soldado. Ver Las 7 estrategias de Rommel Táctico, genio militar y, como muchos hombres de su tiempo, vio inicialmente a Hitler como un camino para restaurar el honor alemán tras las humillaciones del Tratado de Versalles y la crisis económica. Rommel no era un fanático nazi, ni un miembro del partido. Era un pragmático, un hombre que creía en el servicio a la patria. Esto, por supuesto, no significa que estuviera limpio. Luchó por un régimen que estaba triturando vidas bajo su maquinaria de terror. No se puede exonerar a un hombre que se quedó de brazos cruzados mientras Hitler sumía a Europa en el caos. Ahora bien, ¿qué llevó a Rommel a cambiar de rumbo? No hubo un despertar moral repentino. Su disidencia creció lentamente, en parte debido al fracaso estratégico de Hitler y a la flagrante incompetencia