Tendrás adversarios. Muchos. De hecho, estoy seguro de que ya los tienes. Y si hasta ahora no te has dado cuenta, es que estás ciego a las evidencias. Tus adversarios ocultos. Cortesano ¿No te lo crees? Te parecerá extraño, pero por muy mal que te vaya la vida, aunque seas o aparentes ser un necio, siempre hay quien te envidia. Ahí tienes un peligroso y duradero rival o tal vez un enemigo en la sombra. ¿Aún no estás convencido? Permíteme que te presente a unos viejos enemigos tuyos: todos lo que te deban algo, todos a los que hiciste un favor al que no te pueden corresponder, están en esa lista. No soportan deberte nada, pues como dijo el genial cortesano La Rochefoucault, “no sólo los hombres tienden a perder el recuerdo de los beneficios y de las injurias, sino que incluso odian a sus benefactores y dejan de odiar a quien los ofendió. La perseverancia en recompensar el bien y vengarse del mal les parece una servidumbre demasiado gravosa. El mal que hacemos no nos