El caso de James Verone, un hombre de 59 años de Gastonia, Carolina del Norte, sacudió la conciencia de Estados Unidos en junio de 2011. Tras perder su trabajo como repartidor de Coca-Cola después de 17 años de servicio, Verone se encontró en una situación desesperada: sin empleo, sin seguro médico y con problemas de salud cada vez más graves que no podía costear. Ver El robo del banco En un acto que muchos consideraron de brillante desesperación, Verone planeó meticulosamente lo que él mismo llamó un "robo". Pagó su último mes de alquiler, se deshizo de sus posesiones y se dirigió a un banco local con una nota que decía: "Esto es un robo, por favor dame un dólar". Acto seguido, se sentó tranquilamente a esperar la llegada de la policía. El objetivo de Verone era claro y calculado: ser arrestado para poder acceder a la atención médica que el sistema penitenciario proporciona a los reclusos. Sus problemas de salud, que incluían dolencias en el pecho, la column