Ronnie Bridgeman era apenas un adolescente cuando su vida dio un giro trágico e inesperado. Con solo 17 años, fue acusado, junto con su hermano Wiley, de 20 años, y su amigo Rickey Jackson, de 18, del asesinato de Harold Frank en 1975. Tres jóvenes prácticamente niños se encontraron de repente envueltos en una pesadilla judicial que cambiaría sus vidas para siempre. En 1978, tres años después de la condena inicial a muerte, la sentencia fue conmutada por cadena perpetua tras la abolición de la pena capital en el estado de Ohio. Sin embargo, esto no significaba el final de su sufrimiento, sino el inicio de un largo y doloroso calvario de injusticia. La única prueba que sustentaba la acusación contra estos tres jóvenes era el testimonio de Eddie Vernon, un niño de apenas 12 años en ese momento. Vernon afirmó haber sido testigo directo del asesinato de Harold Frank, lo que resultó ser el único elemento de cargo contra Ronnie, Wiley y Rickey. Su declaración infantil y, como se descubr...