Identificar a una persona con malas intenciones requiere una observación cuidadosa y un análisis de patrones de comportamiento, más allá de simples impresiones superficiales. No se trata de dejarse llevar por una sonrisa encantadora o palabras halagadoras, sino de reconocer la repetición de actitudes tóxicas que revelan una naturaleza manipuladora, egoísta y carente de empatía. Una persona dañina tiende a manipular, ocultar y jugar con las emociones de los demás para su propio beneficio, sin sentir remordimiento por el daño causado. Una de las señales más reveladoras es la incapacidad para asumir la responsabilidad de sus acciones. En lugar de reconocer sus errores, minimizan, justifican o culpan a otros, distorsionando la realidad y generando confusión en quienes les rodean. Si te encuentras disculpándote constantemente por cosas que no has hecho, es probable que estés lidiando con alguien que sabe cómo manipular la culpa para su propio beneficio. Otro indicador clave es la falta...