Podía apostar a que conseguiría un golpe de golf de más de una milla, que vencería en una carrera a un caballo o que derrotaría a un campeón al ping pong. Amarillo Slim, tahur y apostante Y pueden estar seguros de que ganaba siempre, no con trampas, sino gracias a un ingenio tan grande que necesitaba esconderlo bajo un enorme sombrero de vaquero, adornado con una serpiente de cascabel que tuvo la desfachatez de morderlo en vida. Pero sería injusto no contar las otras proezas de Thomas Austin Preston, más conocido como Amarillo Slim, ganador de las Series Mundiales de Poker de 1972 y de otros tres brazaletes, el último en 1990. Presumía de haber jugado con dos presidentes (Lyndon Johnson y Nixon) y con Larry Flynt (que perdió casi dos millones). Lo raro es que no exista una película de la vida de Thomas Preston, que debe su apodo a su larga y estilizada figura, y al pueblo de Amarillo (Texas), donde vivió con su padre desde niño tras el divorcio que desgaj