Volvía Octaviano a Roma muy ufano de su victoria en Accio.
Entre los que venían a felicitarlo se le acercó uno con un cuervo en la mano, al que había enseñado a decir: "Ave, Caesar, victor imperator! ( ¡Ave, César, general victorioso!).
Admirado César Octavio, compró aquel pájaro tan ingenioso por veinte mil sestercios.
Cómo ganar siempre... con un cuervo que habla |
Un compañero del adiestrador del pájaro, que no se había visto beneficiado de semejante derroche de liberalidad, dijo a César que el individuo en cuestión tenía además de ese cuervo otro, y le sugirió que mandara que se lo trajeran.
Una vez ante su presencia, el pájaro pronunció las palabras que le habían enseñado a repetir: "Ave, victor imperator Antoni!" ( ¡Ave, general victorioso, Antonio!)
Macrobio, en Saturnales
Moraleja 1: para ganar siempre apuesta por todas las opciones... sin que nadie se entere, sobre todo los envidiosos.
Moraleja 2: una vez vendido el primer cuervo a Octaviano, tenía que haberse deshecho del otro pájaro. Eso es deshacerse de las pruebas que te pueden complicar la vida.
Moraleja 3: si quieres vender algo, que sea lo que va dirigido al ego del comprador.
Y tú, ¿qué opinas?
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Hace tiempo, trabajé en la industria farmacéutica. Por pura cultura general, iba a las charlas de ventas de los visitadores. Una de las premisas era, elevar el ego médico (no es muy difícil) y sacar toda la información al respecto...Los médicos caemos rápidamente en la trampa...
ResponderEliminarSaludos
Es cierto, últimamente me relaciono con médicos, tanto de forma personal como profesional, y existen gran cantidad de egos muy inflados. Un ego inflado se puede inflar hasta el infinito, tengas o no tengas cuervo que hable.
EliminarSaludos
El "pájaro" auténtico era el adiestrador.
ResponderEliminarUn saludo.
Era un pájaro de la política, como tantos otros siglos después.
EliminarUn saludo.