El último duelo de espada en Francia se libró en 1967 y se convirtió en un evento memorable y peculiar en la historia del país.
Este enfrentamiento tuvo lugar entre Gaston Defferre, el alcalde de Marsella, y René Ribière, quien era candidato del Partido Socialista a la presidencia. El contexto de este duelo se originó tras un acalorado enfrentamiento en la Asamblea Nacional, donde las tensiones políticas alcanzaron un punto álgido. Durante una sesión, Defferre, en un arrebato de frustración, le espetó a Ribière un insulto directo: "¡Cállate, imbécil!", lo que desató una serie de acontecimientos que culminarían en el desafío a un duelo.
Ambos hombres decidieron resolver sus diferencias de una manera que evoca tiempos pasados, eligiendo las espadas como sus armas. Este tipo de resolución de conflictos, aunque anacrónico para la época, refleja una tradición histórica en Francia donde los duelos eran considerados una forma legítima de restaurar el honor. El duelo se llevó a cabo en los jardines de una mansión en Neuilly-sur-Seine, un suburbio de París, y fue presenciado por varios periodistas que estaban allí para documentar este inusual evento.
La escena del duelo fue casi surrealista; Defferre y Ribière se enfrentaron con espadas afiladas, y el clima era primaveral. Sin embargo, el tono del duelo no fue tan solemne como podría esperarse. Defferre tenía la intención de herir a su oponente de tal manera que arruinara su inminente noche de bodas, lo cual añade un elemento casi cómico a la seriedad del evento. A pesar de las reglas que podrían haber existido en otros tiempos para los duelos, este enfrentamiento fue más un espectáculo que una lucha por la vida o la muerte.
A medida que avanzaba el combate, Ribière fue herido en el brazo, lo que llevó al árbitro del duelo a intervenir y poner fin al enfrentamiento antes de que las cosas pudieran escalar aún más. Aunque no hubo muertes ni lesiones graves, este duelo marcó el final de una era en la que tales actos eran considerados honorables. La intervención del presidente Charles de Gaulle también subrayó la incredulidad ante la situación; él envió emisarios para intentar cancelar el duelo sin éxito.
Este evento no solo es recordado por su naturaleza casi teatral, sino también porque simboliza un cambio cultural en Francia. A medida que la sociedad avanzaba hacia una mayor civilidad y menos violencia física como medio para resolver disputas, este duelo se convirtió en una curiosidad histórica. La historia del último duelo con espadas es un recordatorio fascinante de cómo las normas sociales han evolucionado y cómo los conflictos políticos pueden manifestarse de maneras inesperadas y dramáticas.
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Se habra bajado la violencia "formal" pero aumenta en guerras y atentados, donde mueren miles y miles de jovenes...
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