La vida de una mujer amish es una locura, ¡vamos! Se levantan con los gallos, se ponen su vestido largo y su cofia y ¡a currar!
Primero, a preparar un desayuno de los que quitan el hipo para toda la familia. Nada de cereales y leche, aquí hablamos de comida de verdad.
Luego, a limpiar la casa de arriba abajo, pero sin aspiradoras ni nada moderno. Todo a mano, como se hacía antes. Y cuando acaban con la casa, se van al huerto a plantar, regar y recoger lo que toque.
A mediodía, vuelta a la cocina para hacer la comida. Y por la tarde, más tareas: coser, hacer conservas, cuidar a los niños... Vamos, que no paran.
Y ojo, que también tienen su vida social. Se juntan con las vecinas para coser y cotillear un rato, o van a ayudar a alguien de la comunidad que lo necesite.
Por la noche, otra vez a cocinar para la cena familiar. Y cuando por fin acaban, un ratito de lectura de la Biblia y a la cama, que mañana hay que madrugar otra vez.
En resumen, estas mujeres no conocen lo que es el aburrimiento. Están todo el día de aquí para allá, trabajando duro sin parar. ¡Una vida de lo más movida!
Y tú, ¿qué opinas?
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La admiro a esta gente porque yo tambien casi soy igual en la casa trabajando desde que amanesca hasta caer la noche. Conste no soy de esa comunidad ni religion. Soy latinoamericana y catolica pero le felicito a esta congregación.
ResponderEliminarPero con tanto trajín, en qué momento el señor amish le brinda a la señora amish su merecida dosis de cariño y calor humano ?
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