Caer en un charco de lava sería una experiencia extremadamente peligrosa y potencialmente mortal. La lava es una roca fundida que puede alcanzar temperaturas de entre 700 y 1.200 grados Celsius.
Debido a su alta densidad, es poco probable que una persona se hunda en la lava como lo haría en el agua. En cambio, la persona probablemente flotaría en la superficie debido a la densidad de la lava.
El contacto con la lava causaría quemaduras graves casi instantáneamente. La piel y los tejidos subyacentes se quemarían rápidamente, y la exposición prolongada podría resultar en la destrucción completa de las extremidades o incluso la muerte. La inhalación de los gases tóxicos liberados por la lava también podría causar daños graves a los pulmones y otros órganos internos.
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