El problema del reconocimiento social no reside en querer mejorar cada faceta de la vida en la que uno se encuentra, sino en el motivo por el que cada uno lo hace. Un motivo que nunca suele analizarse. Si se hace de manera consciente y autónoma sin esperar valoración externa, simplemente para sentirse mejor con uno mismo, con su progreso como persona, entonces estaríamos en el camino de la virtud. El inconveniente surge cuando lo que buscamos es la valoración del otro para evaluar nuestra virtud. En ese momento nos encontramos con una vida mal orientada, mal enfocada, porque ponemos la valoración de nuestros actos, de nuestra virtud, en manos de terceras personas y se convierte en un ejercicio de aceptación social frente a un ejercicio de aprendizaje y mejora. El reconocimiento social Piensen por un momento qué es lo nos sucede cuando nos quedamos esperando el reconocimiento del otro; en el fondo lo que estamos haciendo es otorgar poder a las opiniones, puntos de vista e ideas que