Un jefe de la mafia descubrió que su contador había estado malversando dinero durante años, acumulando un total de diez millones de dólares. Ver Consejos de la mafia para el éxito El contador era sordomudo, lo que había sido la principal razón por la que se le había asignado este puesto tan delicado: un contador que no podía oír, no podía escuchar información que lo comprometiera en la corte. Cuando el jefe decidió confrontarlo, llevó consigo a un experto en lenguaje de señas y le dijo: —Pregúntale dónde están los diez millones de dólares que malversó. El intérprete hizo la pregunta en lenguaje de señas, y el contador respondió en el mismo idioma que no tenía idea de lo que estaba hablando. —Dice que no sabe de qué estás hablando, jefe —traducía el experto. Molesto, el jefe sacó una pistola y, apuntando al contador, le ordenó al intérprete: —Pregúntale otra vez. El intérprete repitió la pregunta en señas: —Si no dices dónde está el dinero, te va a matar. Asustado, el contador finalmen