Un jefe de la mafia descubrió que su contador había estado malversando dinero durante años, acumulando un total de diez millones de dólares.
El contador era sordomudo, lo que había sido la principal razón por la que se le había asignado este puesto tan delicado: un contador que no podía oír, no podía escuchar información que lo comprometiera en la corte.
El intérprete hizo la pregunta en lenguaje de señas, y el contador respondió en el mismo idioma que no tenía idea de lo que estaba hablando.
—Dice que no sabe de qué estás hablando, jefe —traducía el experto.
Cegado por la ira, el jefe disparó al contador en el acto, y el intérprete, satisfecho, se quedó con el secreto del dinero.
Moraleja: Depositar toda tu confianza en un intermediario puede llevarte a tomar decisiones fatales. Más tarde podrías descubrir que esa confianza fue mal fundada, lo que podría resultar en una caída estrepitosa y pérdidas considerables.
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Este es un magnífico ejemplo que todos debemos tomar en cuenta: no creas todo lo que te dicen, hasta que personalmente te asegures de todo es correcto.
ResponderEliminarespecialmente los periodicos
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