Todo el mundo se pone furioso, pero la ira fuera de control no es buena ni para tu mente ni para los que te rodean. Cuando no puedes controlar tu ira, puedes acabar en una pelea o conduciendo imprudentemente, y tú y otras personas os ponéis en peligro. Pero la ira también hace estragos en tu propio cuerpo. La investigación demuestra que la ira puede aumentar las posibilidades - especialmente en los hombres - de desarrollar enfermedades cardíacas o de empeorar la que ya tengas. La ira también puede provocarte problemas relacionados con el estrés, tales como insomnio, problemas digestivos y dolores de cabeza. Controla eficazmente tus enfados Sin embargo, puedes aprender a controlar tu ira. En un estudio, mediante terapia cognitivo-conductual se logró que muchas personas tuvieran un mejor control de su ira reduciendo su hostilidad, agresión y depresión. Aquí podrás leer algunas estrategias que puedes utilizar para calmarte. Relajación Unas herramientas simples d