La familia Norton no solo ostentaba el mérito de ser una de las más ricas de Londres, sino que también mantenía estrechos vínculos con la familia real y contaba con conexiones influyentes en la política y las grandes empresas. Su fortuna provenía principalmente de la explotación de diversas industrias textiles repartidas por todo el país, lo que les permitió enriquecerse desproporcionadamente a costa de los trabajadores pobres, quienes laboraban incansablemente por salarios casi inexistentes. Ver 10 hábitos de las personas altamente miserables Todo marchaba bien hasta que un miembro de la familia fue acusado de un terrible crimen, lo que manchó irremediablemente su nombre. Corría el año 1886 cuando, en el sótano de una de las fábricas textiles de los Norton, fue hallado el cuerpo sin vida de un niño de 9 años, uno de los muchos menores explotados como empleados de la fábrica. La familia intentó contener el escándalo, pero los periódicos de la época señalaron directamente al propietar