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Como gallo sin cabeza

En una granja de Colorado, un fatídico día de 1945, el destino tejió una historia que desafiaría toda lógica.  Lloyd Olsen, un granjero de mano torpe pero suerte prodigiosa, empuñó su hacha con la intención de preparar la cena. Su objetivo: un joven y robusto gallo. Pero el destino, con su peculiar sentido del humor, tenía otros planes. El golpe de Olsen, lejos de ser certero, se convirtió en el preludio de un milagro biológico. Como por arte de magia, el gallo sobrevivió. El filo del hacha, en un baile milimétrico con la muerte, esquivó la yugular y preservó gran parte del tronco encefálico. Así nació Mike, el gallo sin cabeza, un prodigio viviente que desafiaría a la ciencia y cautivaria la imaginación del público. Durante 18 asombrosos meses, Mike se convirtió en la gallinácea maravilla del mundo. Alimentado con goteros de agua y granos de trigo, este ave decapitada no solo sobrevivió, sino que prosperó. Olsen, percatándose del tesoro que tenía entre manos, transformó su desafortuna

El zorro y el gallo: una lección de astucia

Había una vez un gallo que vivía en lo alto de un viejo granero. Todas las mañanas, con el primer rayo de sol, cantaba fuerte y claro, despertando a todos los animales de la granja.  Un día, un zorro astuto que andaba merodeando por los alrededores escuchó el canto del gallo y decidió que lo convertiría en su próxima comida. Ver  Cómo ser astuto con 8 ideas El zorro se acercó al granero y con una voz melosa llamó al gallo: —Buenos días, querido amigo gallo. He oído que eres el mejor cantante de toda la comarca. ¿Podrías bajar para que pueda escucharte mejor? Tu voz es tan maravillosa que quiero disfrutarla de cerca. El gallo, que había oído hablar de las tretas de los zorros, respondió con astucia: —Claro, zorro. Pero, ¿por qué no subes tú aquí? Desde lo alto del granero, mi canto suena aún mejor. Además, la vista es hermosa y seguro que disfrutarás de un buen espectáculo. El zorro, ansioso por atrapar al gallo, intentó trepar al granero. Pero el techo era resbaladizo y empin