Un samurái tenía problemas a causa de un ratón que había decidido compartir su habitación y le quitaba la comida. Otro samurái le dijo: "Necesitas un gato, te voy a dar un bello ejemplar". Era un gato impresionante y hermoso, pero el ratón era más listo que el gato y se burlaba de él. Ver El samurái que escuchaba gatos El samurái, viendo que era poco astuto, lo largó y en su lugar adoptó un segundo gato, muy fuerte. El ratón, desconfiado, sólo aparecía cuando el gato se dormía. Viendo que el ratón campaba a sus anchas, un vecino le dio otro gato. Este tenía aspecto distraído, era mediocre y parecía siempre soñoliento. El samurái pensó: "¡No será este el que me librará del ratón!", pero como me lo han dado lo tendré un tiempo y si no me sirve se lo devolveré. Sin embargo, el gato siempre soñoliento e indiferente pronto dejó de inspirar preocupación al ratón, que pasaba junto a él sin apenas hacerle caso. Un día que el ratón pasaba por delante, súbitamente el gato a