Un mandarín, a punto de asumir su primer puesto oficial, recibió la visita de un gran amigo que iba a despedirse de él.
Perder la paciencia |
- Sobre todo, sé paciente – le recomendó su amigo – y de esa manera no tendrás dificultades en tus funciones.
El mandarín dijo que no lo olvidaría.
Su amigo le repitió tres veces la misma recomendación, y cada vez, el futuro magistrado le prometió seguir su consejo. Pero cuando, por cuarta vez, le hizo la misma advertencia, estalló:
- ¿Crees que soy un imbécil? ¡Ya van cuatro veces que me repites lo mismo!
- Ya ves que no es fácil ser paciente: lo único que he hecho ha sido repetir mi consejo dos veces más de lo conveniente y ya has montado en cólera – suspiró el amigo.
Relatos de Xue Tao
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Muy bueno. Así es como aprendemos mejor los consejos, reaccionando ante ellos,dándonos cuenta de lo que debemos corregir. Con la práctica y en vivo, frente a la teoría que es fácil aprender, pero no tanto llevarla a efecto.
ResponderEliminarY es que estos orientales son muy sabios...
Un saludo.
Es mucho mejor demsotrar que discutir.
EliminarSaludos
La paciencia es una virtud de la que presumimos, pero que muchas veces nos falta...
ResponderEliminarSaludos Carolus
Y me imagino que en su trabajo usa en grandes cantidades...
EliminarSaludos
Yo diría que la paciencia es un lujo del que hoy en día pocos gozamos, por eso es que si la paciencia se me agota me apoyo con la tolerancia..
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