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Mostrando las entradas etiquetadas como personalidad seductora

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Psicología del arte de la seducción

El arte de la seducción : seducir, embargar o cautivar el ánimo. Engañar con arte y maña. Atraer físicamente a alguien para obtener una relación sexual. El diccionario de la Real Academia se queda corto para explicar un arte que ha hecho Historia, con mayúsculas, y que aún trae de cabeza a los seres humanos. La psicóloga Alejandra Vallejo-Nájera, de una estirpe de psiquiatras, entre otros su padre, Juan Antonio Vallejo-Nájera, escarba, en su último libro 'Psicología de la seducción ' (Espasa) en los secretos psicológicos de la facilidad de algunos individuos para atraer el apoyo automático de la gente, analizando los diferentes temperamentos de las personas seductoras , buscando cuáles son sus fines o hasta dónde llega el miedo al rechazo. Psicología del arte de la seducción "La seducción se relaciona con el éxito amoroso, pero no es sólo eso. Seducimos cada vez que nos comunicamos y logramos que la persona de enfrente se sienta atraída por nosotros. En ello

Personalidad seductora: cómo ser un Hombre Alfa en 10 pasos

El Hombre Alfa es, ante todo, un hombre que las mujeres perciben de manera consciente o inconsciente como alguien que puede proporcionar un gran Valor de Supervivencia y Replicación a sus genes.  Personalidad seductora: cómo ser un Hombre Alfa en 10 pasos  Aquellos que hayan leído El Gen Egoísta , de Dawkins, sabrán a qué me refiero. Para los que no, diremos sólo que el Hombre Alfa es aquel que instintivamente las mujeres perciben como capaz de darles una descendencia exitosa. En definitiva, un Hombre Alfa es un hombre de alta calidad en todos los sentidos con el que vale la pena aliarse desde un punto de vista biológico. ¿Cuáles son aquellos rasgos de una personalidad seductora en un hombre que hacen que una mujer sienta que se encuentra ante un Hombre Alfa ? En general, toda demostración de Valor hará que le parezcas más Alfa . Aparte de esto, está lo que llamamos personalidad Alfa . Y, ¿en qué consiste esta personalidad Alfa ? Para entenderlo, a menudo r

Personalidad seductora. El encantador

El encanto es la seducción sin sexo.  Los encantadores son manipuladores consumados que encubren su destreza generando un ambiente de bienestar y placer.  Su método es simple: desviar la atención de sí mismos y dirigirla a su objetivo. Comprenden tu espíritu, sienten tu pena, se adaptan a tu estado de ánimo. En presencia de un encantador, te sientes mejor. Los encantadores no discuten, pelean, se quejan ni fastidian: ¿qué podría ser más seductor? Al atraerte con su indulgencia, te hacen dependiente de ellos, y su poder aumenta. Aprende a ejercer el hechizo del encantador apuntando a las debilidades primarias de la gente: vanidad y amor propio.  Personalidad seductora. El encantador El arte de ser encantador  La sexualidad es sumamente perturbadora. Las inseguridades y emociones que suscita pueden interrumpir a menudo una relación que de otra manera se profundizaría y perduraría. La solución del encantador es satisfacer los aspectos tentadores y adictivos de la sexualida

Personalidad seductora: la coqueta

En la coqueta, la habilidad para retardar la satisfacción es el arte consumado de la seducción : mientras espera, la víctima está subyugada.  Las coquetas son las grandes maestras de este juego, pues orquestan el vaivén entre esperanza y frustración. Personalidad seductora: la coqueta Azuzan con una promesa de premio -la esperanza de placer físico, felicidad, fama por asociación, poder- que resulta elusiva, pero que sólo provoca que sus objetivos las persigan más. Las coquetas semejan ser totalmente autosuficientes: no te necesitan, parecen decir, y su narcisismo resulta endemoniadamente atractivo. Quieres conquistarlas, pero ellas tienen las cartas. La estrategia de la coqueta es no ofrecer nunca satisfacción total. Imita la vehemencia e indiferencia alternadas de la coqueta y mantendrás al seducido tras de ti.  En el otoño de 1795, París cayó en un extraño vértigo. El reino del terror que siguió a la Revolución francesa había terminado; el ruido de la guillotina se había exting

Personalidad seductora. El cándido

La niñez es el paraíso dorado que, consciente o inconscientemente, en todo momento intentamos recrear. Personalidad seductora. El cándido El cándido personifica las añoradas cualidades de la infancia: espontaneidad, sinceridad, sencillez.  En presencia de los cándidos nos sentimos a gusto, arrebatados por su espíritu juguetón, transportadas a esa edad de oro. Ellos hacen de la debilidad virtud, pues la compasión que despiertan con sus tanteos nos impulsa a protegerlos y ayudarlos. Como en los niños , gran parte de esto es natural, pero otra es exagerada, una maniobra intencional de seducción . Adopta la actitud del cándido para neutralizar la reserva natural de la gente y contagiarla de tu desvalido encanto.  Los niños no son tan inocentes como nos gusta imaginarlos. Sufren desamparo, y advierten pronto el poder de su encanto natural para compensar su debilidad en el mundo de los adultos. Aprenden un juego: si su inocencia natural puede convencer a sus padres de

Personalidad seductora. El amante ideal

La mayoría de la gente tiene sueños de juventud que se hacen trizas o desgastan con la edad. Se ve decepcionada por personas, sucesos y realidades que no están a la altura de sus aspiraciones juveniles.  Personalidad seductora . El amante ideal Los amantes ideales medran en esos sueños insatisfechos, convertidos en duraderas fantasías. ¿Anhelas romance? ¿Aventura? ¿Suprema comunión espiritual? El amante ideal refleja tu fantasía. Es experto seductor en crear la ilusión que necesitas, idealizando tu imagen. En un mundo de bajeza y desencanto, hay un ilimitado poder seductor en seguir la senda del amante ideal.  Una noche de 1760, en la ópera de la ciudad de Colonia, una bella joven miraba al público sentada en su palco. Junto a ella se hallaba su esposo, el burgomaestre de la ciudad, hombre maduro y afable, pero aburrido. Con sus catalejos, la joven vio a un apuesto caballero vestido con un traje deslumbrante. Su mirada fue evidentemente advertida, porque terminada la