Cuando le preguntaron al escritor ruso Antón Chéjov sobre la naturaleza de las sociedades fracasadas, respondió: En las sociedades fracasadas hay mil tontos por cada mente exitosa y mil palabras torpes por cada palabra consciente. En las sociedades que enfrentan desafíos significativos, a menudo se observa un desequilibrio entre la proporción de individuos que contribuyen de manera constructiva al progreso social y aquellos que no lo hacen. Este desequilibrio puede manifestarse en la forma en que se valoran y promueven diferentes tipos de discursos y actividades dentro de la sociedad. Un indicador potencial de una sociedad en crisis podría ser la prominencia de temas triviales en el discurso público y la elevación de figuras que no necesariamente aportan al desarrollo intelectual o social. Por ejemplo, en algunas sociedades, se observa una tendencia a glorificar el entretenimiento superficial por encima de las contribuciones intelectuales o artísticas más profundas. Esto puede reflejar