Los tabúes son normas sociales que prohíben ciertas conductas o prácticas, y a menudo se forman y persisten incluso cuando la razón original desaparece.
Un experimento interesante realizado por científicos en 1966 ilustra cómo se pueden formar los tabúes. En este experimento, colocaron cinco monos en una habitación con una escalera y algunos plátanos en la parte superior. Cada vez que un mono intentaba subir la escalera, el resto era rociado con agua fría. Después de un tiempo, los monos comenzaron a golpear a cualquiera que intentara trepar, a pesar de que el agua fría era el verdadero castigo.
Eventualmente, los científicos reemplazaron a uno de los monos originales por uno nuevo que nunca había experimentado el agua fría. Este nuevo mono, sin darse cuenta de las consecuencias, naturalmente trató de subir la escalera para conseguir los plátanos. Pero antes de que pudiera llegar a la cima, los otros monos lo atacaron, tirando de él hacia abajo y golpeándolo. El nuevo mono aprendió rápidamente a no subir la escalera, aunque no tenía idea de por qué.
Con el tiempo, los científicos reemplazaron a todos los monos originales, uno por uno, con nuevos monos que nunca habían sido rociados con agua fría. Cada vez, sucedía lo mismo: el nuevo mono intentaba subir la escalera y los demás lo atacaban. Al final del experimento, ninguno de los monos en la habitación había experimentado nunca el agua fría, sin embargo, todos continuaron haciendo cumplir la regla: no subir la escalera. El agua fría había desaparecido hacía mucho tiempo, pero el tabú permanecía. Los monos habían creado una tradición sin entender su origen.
Este experimento muestra cómo los tabúes pueden formarse y permanecer, incluso cuando la razón original desaparece. No son solo los monos, los humanos también lo hacen. Tomemos Indonesia, por ejemplo, donde tenemos algo llamado pamali, o tabúes culturales. Algunas de estas reglas parecen ridículas a primera vista, pero se han transmitido de generación en generación, a menudo sin que nadie cuestione por qué.
Por ejemplo, hay un tabú que dice que no se debe silbar por la noche. En áreas donde la gente creía que los espíritus vagaban por la noche, los silbidos podían ser vistos como "llamando" o "atrayendo" a estas entidades. Parece una tontería, ¿verdad? Pero la razón más práctica fue probablemente perturbar el sueño de los vecinos en viviendas tradicionales muy apretadas donde el sonido se transportaba fácilmente a través de las paredes de madera. Con el tiempo, la razón práctica se desvaneció, pero el tabú permaneció. Ahora, la gente lo sigue simplemente porque "así es como siempre ha sido".
Otro ejemplo es la creencia de que sentarse sobre almohadas causará forúnculos dolorosos o abscesos en el trasero. Los padres a menudo advierten a sus hijos con frases como "¡No te sientes en esa almohada, te darán forúnculos!" Lo curioso es que sentarse en una almohada suave y esponjosa es en realidad una de las cosas más cómodas que puedes hacer. Esto probablemente comenzó porque las almohadas eran artículos preciosos que se usaban para dormir, y sentarse sobre ellas las desgastaría más rápido. En tiempos en los que hacer o comprar almohadas nuevas no era fácil.
Estos tabúes, como la regla de la escalera de los monos, muestran cómo las tradiciones pueden sobrevivir a su propósito original. Comienzan con una razón práctica, pero con el tiempo, la razón se desvanece y el comportamiento se convierte en una norma cultural. La gente lo sigue porque es lo que les han enseñado, no porque entiendan por qué.
Entonces, ¿por qué algunas cosas se convierten en tabú? A menudo se trata de control, seguridad u orden social. Los tabúes ayudan a los grupos a funcionar creando reglas compartidas, incluso si esas reglas ya no tienen sentido. Y al igual que los monos, a menudo seguimos estas reglas sin cuestionarlas, porque eso es lo que nos han enseñado a hacer.
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