Nos estamos gastando una gran cantidad de dinero, esfuerzo y energías en combatir a los terroristas islámicos suicidas. Sin embargo, teniendo a mano un cerdo, hay una solución mucho más sencilla y eficaz. En 1911, Pershing era el general americano al mando en Filipinas. En aquellos años, sus soldados eran constantemente víctimas de atentados terroristas suicidas islámicos. Pershing no instruyó a un grupo de espías e intelectuales para que investigaran porqué los musulmanes odian a los americanos. Tampoco mostró gestos de amistad, ni construyó ningún muro. En lugar de todo eso capturó a 51 terroristas suicidas islámicos, les hizo cavar sus tumbas, después los puso contra la pared y los fusiló con 50 balas empapadas en sangre de cerdo. El arma definitiva contra el terrorismo suicida islámico Los islamistas pueden bañar sus manos en cualquier sangre pero el simple contacto con la sangre del cerdo les hace creer que les lleva al infierno. Se ejecutaron a todos los terroristas