El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...
No existen los supermanes del éxtasis. Nuestra capacidad para gozar tiene unos límites naturales, y el cerebro trata de que no los rebasemos. El placer es efímero
No se trata de un mero tópico poético, sino de una realidad científicamente contrastada.
![]() |
¿Cuánto placer puedes soportar? |
Por mucho que lo lamenten los hedonistas y los epicúreos, el placer tiene límites; un umbral a partir del cual se diluye o, simplemente, desaparece. No existen, por tanto, el orgasmo perpetuo ni el “colocón” eterno.
Pero, ¿se pueden forzar, o estirar, las fronteras del gozo? En principio, sí. De hecho, eso es lo que hacen las drogas; pero, a la larga, puede ser un recurso más contraproducente que recomendable. Así, George Koob, neurocientífico del Instituto Scripps Research de La Joya (California), compara el sistema del placer con un banco. “ Si sacamos demasiado dinero de nuestra cuenta, se gastará rápidamente. Con el placer ocurre algo similar: si abusamos de él, se agota”, explica el científico.
Elogio de la brevedad
Ya lo dijo Baltasar Gracián: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Y es precisamente su finitud y brevedad lo que convierte el placer en algo no sólo agradable, sino indispensable para la supervivencia de la especie.
El placer es, en esencia, un sistema de recompensa que guía nuestras acciones y nos “premia” al satisfacer las necesidades básicas: comer, beber, procrear (también las abstractas y culturales)… En definitiva, el placer nos ayuda a sobrevivir como individuos y especie. Pero, para lograrlo, ha de ser limitado.
![]() |
¿Cuánto placer puedes soportar? |
Imaginemos a un animal, o a un homínido, absorto y cegado por el placer desatado de un festín. En tal estado, sería una presa muy fácil para cualquier depredador, o para sus enemigos si le atacaran en ese momento. Para evitar ese riesgo, el propio cerebro pone en marcha unos mecanismos que limitan la duración y la intensidad de la sensación placentera, tal y como explica Koob: “Yo creo que el hecho de que el cerebro ponga límites al placer tiene una función muy clara: si no lo hiciera, las especies estarían en peligro”.
Y son dos los mecanismos que evitan que el éxtasis se desboque. El primero consiste en reducir los niveles de dopamina y endorfinas, los neurotransmisores responsables de las sensaciones de placer. Y el segundo, en elevar los niveles de estrés. La combinación de ambos provoca un efecto casi “castrador” sobre el placer. Este proceso, los científicos lo han bautizado como “saciedad sensorial específica”.
Así nombrado, suena muy abstracto, pero dicho fenómeno tiene síntomas físicos claramente identificables...
CONTINUA EN:
Un placer que se repite con mucha frecuencia se convierte en costumbre y es menos placentero. Por ejemplo, un festín todos los días. Puede hasta empalagar y ser nocivo para la salud.
ResponderEliminarUn saludo.
Lo cual, bien pensado es una puñeta, puesto que para el dolor esto no funciona igual. Esta vida tiene serios fallos de diseño, y este es uno de ellos. Me imagino que Epicuro estaría de acuerdo.
EliminarSaludos, Cayetano