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Las 20 leyes de la astucia

El arte de moverte con inteligencia en un mundo lleno de apariencias ¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas siempre salen ganando, incluso en las peores situaciones? ¿Te gustaría entender cómo piensan los que realmente mandan… y aprender a jugar con sus mismas cartas? Las 20 leyes de la astucia es el manual definitivo para quienes quieren dejar de ser ingenuos y empezar a moverse con cabeza en la vida . Este libro no es teoría vacía ni frases motivacionales: es estrategia pura, clara y directa. ¡Haz clic aquí para leer una muestra ahora! Te ofrece unas herramientas prácticas para: Entender los juegos ocultos de poder e influenci a. Detectar segundas intenciones y protegerte de ellas. Influir sin imponer, ganarte el respeto sin alzar la voz. Tomar decisiones con inteligencia emocional y visión estratégica. Convertirte en alguien más difícil de manipular , más sólido y respetado. Imagina tener la capacidad de leer entre líneas, anticiparte a los movimientos de los dem...

Planifique sus acciones de principio a fin

Un final brillante constituye el corolario que da énfasis a todas sus acciones. Planifique su camino teniendo en cuenta todas las consecuencias posibles, todos los obstáculos y todos los giros del azar que puedan incidir de manera negativa sobre su trabajosa elaboración y otorgar la gloria a otros.


Planificar todo un proceso, de principio a fin, evitará que lo abrumen los factores negativos y le permitirá saber con exactitud cuándo detenerse. Maneje la fortuna con cuidado y determine el futuro planificando a largo plazo. 

Planifique sus acciones de principio a fin
Planifique sus acciones de principio a fin
En 1863, el primer ministro prusiano Otto von Bismarck hizo un análisis del tablero de ajedrez del poder europeo en aquel momento. Los principales protagonistas en escena eran Inglaterra, Francia y Austria. Prusia no era más que uno de los estados de la no muy unida Federación Germánica. Austria, el miembro dominante de la Federación, hacía lo posible para que los demás estados alemanes siguieran siendo débiles, divididos y sumisos. Bismarck creía que Prusia estaba destinada a ser algo más que un simple lacayo de Austria.

Por lo tanto, jugó de la siguiente manera: como primer paso, inició una guerra con la humilde Dinamarca, a fin de recuperar las tierras de Schleswig-Holstein, que antes habían pertenecido a Prusia. Sabía que esos amagues de independencia prusiana podían preocupar a Francia e Inglaterra, de modo que comprometió a Austria en la guerra, con la excusa de que recuperaría Schleswig-Holstein para beneficio de ese estado. A los pocos meses, una vez ganada la guerra, Bismarck exigió que las tierras recuperadas fueran incorporadas a Prusia. Los austríacos, por supuesto, se pusieron furiosos, pero luego cedieron: primero aceptaron ceder Schleswig, y un año después vendieron Holstein a los prusianos. El mundo comenzó a ver que Austria se debilitaba y que Prusia ascendía.

El paso siguiente de Bismarck fue el más audaz: en 1866 convenció al rey Guillermo de Prusia de retirarse de la Federación Germánica y, al hacerlo así, declarar la guerra a la mismísima Austria. La esposa del rey Guillermo, su hijo, el príncipe heredero, y los príncipes de los demás reinos alemanes se opusieron con vehemencia a semejante guerra, pero Bismarck, impertérrito, logró forzar el conflicto, y el ejército prusiano, muy superior, derrotó a los austríacos en la brutal y breve guerra de las Siete Semanas. El rey y los generales prusianos querían marchar sobre Viena y anexionarse la mayor cantidad de tierras posible. Sin embargo, Bismarck los detuvo, al presentarse de pronto, como partidario de la paz. Como resultado, logró firmar con Austria un tratado que concedía total autonomía a Prusia y a los demás estados alemanes. Con esto consiguió que Prusia pasara a ser el poder dominante en Alemania y cabeza jefe de la recién formada Confederación Germánica del Norte.

Los franceses y los ingleses comenzaron a comparar a Bismarck con Atila y a temer que planeara dominar otras partes de Europa, pues una vez que hubiera emprendido sus campañas de conquista, no habría forma de saber cuáles serían sus siguientes objetivos. Y, en efecto, tres años más tarde Bismarck provocó una guerra con Francia. En un principio pareció acceder a que Francia se anexionara Bélgica, pero en el último momento cambió de idea. Jugando al gato y al ratón, enfureció al emperador francés, Napoleón III, y predispuso a su propio rey contra los franceses. Nadie se sorprendió cuando, en 1870, estalló la guerra entre ambos países. La nueva Federación Germánica se unió con entusiasmo a la guerra contra Francia, y una vez más el aparato militar prusiano y sus aliados lograron destruir al ejército enemigo en cuestión de meses. A pesar de que Bismarck se opuso a la anexión de territorios franceses, los generales lo convencieron de que Alsacia-Lorena pasara a formar parte de la Federación.

Ahora toda Europa temía el próximo paso que daría el monstruo prusiano, liderado por Bismarck, el "Canciller de Hierro". De hecho, un año más tarde Bismarck...

CONTINUA EN:
http://www.elartedelaestrategia.com/las_48_leyes_del_poder_ley_29_planifique_sus_acci.html

Comentarios

  1. Hola Carolus:

    En este caso, Bismarck se mantuvo en su objetivo...El detalle es que quizás, algunos tan brillantes (o menos), luego planifican en base a quienes le rodean...Y el objetivo inical (que se ha conseguido), se distorsiona...Alsacia-Lorena...Cuantos dolores de cabeza para Alemania y francia vendrían por ese territorio...

    Saludos

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    1. El truco es saber cuando parar si vas ganando. Y ese conocimiento es preciso tenerlo claro antes de empezar a jugar: cuando consiga mi objetivo (cada cual que ponga lo que quiera) me planto y no sigo jugando. Esto es un don que los dioses no conceden a cualquiera...

      Saludos, Manuel

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  2. Es que Bismarck era un gran estratega.
    La impulsividad, una característica que define precisamente a los adolescentes, es la causa de que muchas veces no midamos bien las repercusiones que pueden tener las cosas que hacemos.
    Un saludo.

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    Respuestas
    1. Tenía un gran autocontrol y era un estadista, no un simple político

      Saludos, Cayetano

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  3. Tenía la mejor planificación posible, objetivos concretos y acciones concretas encaminadas a conseguirlos. Un movimiento detrás de otro para ir consiguiendo "pequeñas metas" hasta el "objetivo final". Como decía un profesor mio, planifica-acción y evaluación con objetivos claramente cuantificable. Impecable.

    Normalmente los planes y estrategias se van al traste por alguna de estas razones:

    1.- Objetivos muy a largo plazo, o demasiado teóricos.
    2.- Planificación sólo de objetivos, sin indicar las acciones concretas a realizar, al dejarlas poco claras no se concretan nunca.
    3.- Inexistencia de puntos de medida, o puntos de medida difícilmente cuantificables.
    4.- Abandono de la linea general del plan, al no tener una buena estructura.

    Bismark un gran ejemplo para la vida, el gobierno y los negocios.

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    Respuestas
    1. Se puede resumir en que todos los objetivos deben ser medibles para saber si han sido alcanzados. Por desgracia, actualmente nos perdemos en vaguedades y andamos por mundos etéreos hasta que la realidad nos da un tortazo, muy medible, por cierto.

      Saludos, csc212

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