Ser discreto es una gran virtud y una forma de serlo es no hacer ciertas preguntas
Una dama entra a una farmacia y le pide al farmacéutico:
-Por favor, quisiera comprar arsénico.
Dado que el arsénico es muy tóxico y letal el farmacéutico quiso saber más datos antes de proporcionarle la sustancia.
-¿Y para qué querría la señora comprar arsénico?
-Para matar a mi marido.
El veneno de una pregunta inoportuna |
-¡Ah, caramba! Lamentablemente para ese fin no puedo vendérselo.
La mujer sin decir palabra abre la cartera y saca una fotografía del marido haciendo el amor con la mujer del farmacéutico.
-¡Mil disculpas!, dice el farmacéutico -no sabía que usted tenía receta.
¿Se guardará otro frasco para la mujer? ¿O muerto el perro se acabó la rabia?
ResponderEliminarUn saludo.
Me imagino que si, puesto a matar perros, seguro que acabas con la rabia...
EliminarUn saludo
¿Para que darle el frasco a la mujer? De hecho, ¿Para que dárselo al marido? Una infidelidad bien gestionada da para mucho.... Conozco algunos casos gloriosos, alguno esta casi como la película "arsenico, por compasión". Las decisiones en caliente no suelen ser las más acertadas.... aunque si el marido deja buena herencia, mejor cargárselo pronto antes de tener que repartir con la amante.
ResponderEliminarEl uso de veneno implica decisión en frío. Es lo opuesto al escopetazo en caliente. Así que la señora lo tenía todo bien pensado y probablemente lo de la herencia estuviera en el lote. Pero eso es otra historia...
EliminarSaludos
Era mejor preguntar por receta desde el principio. Así evitaba el paso intermedio y la pregunta inoportuna :D
ResponderEliminarMe cuido mucho de esas cosas.
Saludos Carolus
Esa respuesta es de deformación profesional. Así cualquiera ;-)
EliminarSaludos, Manuel