De lo que hacen los padres a lo que hacen los hijos, todo cambia. Unas veces a mejor y otras a peor. Por ejemplo en el caso de la saga de los George Bush.
En 1990, George Bush padre se encuentra (o permite) con una invasión de Irak a Kuwait. Este presidente de EEUU lo hizo muy bien: excelente campaña diplomática y mediática, dejó claro que el agresor era Sadam Hussein, montó una coalición nunca vista desde la Segunda Guerra Mundial, ganó la guerra en menos de 100 días con muy pocas bajas propias, dejó claro que EEUU era la única superpotencia y que sin embargo solo usaría su poder en estos casos (por lo menos en apariencia) y una vez ganada la guerra autorizada por la ONU que consistía en desalojar a los Iraquíes de Kuwait no invadió Irak aunque pudo hacerlo. Esto último es muy importante, ya que mantuvo al tirano bajo libertad vigilada, pues sabía lo que podría ocurrir si lo destruía.
Lo que va de un padre a un hijo |
Más tarde, le relevó otro presidente muy mujeriego y, que salvo el patinazo de Kosovo, lo hizo bastante bien. Pero el señor Bush tenía un hijo pelín borracho. Vamos, que era un alcohólico. Pero un día vio la luz y a sus 40 años tuvo una conversión religiosa. En EEUU, una conversión religiosa suele ser el caer en manos de algún predicador tan fundamentalista como Jomeini, así, tal como suena. En fin, que desintoxicado de alcohol y sintiéndose señalado por el dedo de Dios (esto ocurre muy a menudo en la historia de la humanidad), se implicó de lleno en la política. El caso es que tras ganar no muy claramente las elecciones a un tal Al Gore (otro iluminado fundamentalista de lo suyo), en enero de 2001 se convierte en presidente de EEUU por la gracia de Dios, que como suele ser muy gracioso, hace estas bromas.
El caso es que la política de palo y tentetieso de su padre y de su antecesor Bill Clinton con el tirano Sadam funcionaba bastante bien. Pero a los pocos meses de su reinado, perdón, presidencia, ocurren los hechos del 11-S. Que quieres que te diga, a mi lo de devolverle la visita al h.d.p. de Bin Laden y sus cuates talibanes en Afganistán me pareció bien, yo hubiera hecho lo mismo. Pero lo de invadir Irak, nunca lo entendí. A no ser que piense en el Fin de los Días, que a tanta gente le pone, y mucho. Resulta que en el Apocalipsis, se menciona muy a menudo Babilonia, y no precisamente para bien. Casualmente, la citada Babilonia se sitúa en Irak y casualmente ahí estaba un malo malísimo que aunque no tenía nada que ver con el 11-S, era la encarnación de la Bestia del apocalipsis. En fin, que si un presidente ex alcohólico que ve la luz gracias a un predicador apocalíptico (todos los son), le montan un ataque como el del 11-S y la Bestia apocalíptica anda suelta por Irak, el desenlace está cantado. A por la Bestia.
Y de esos polvos vienen estos lodos, de ahí estos suníes pirados que cortan cabezas y crucifican como ha sido costumbre en su tierra desde hace muchos milenios, este saltar por los aires todo Oriente Medio y este fundamentalismo del que no se libra ni Irán, ni la gilipollez de la “primavera árabe”, ni Israel que no puede perder una guerra porque los decapitan a todos y por eso no se corta un pelo a la hora de repartir estopa, ni EEUU con sus telepredicadores y su fundamentalismo evangelista.
Pero en Europa, bien, gracias. Conviviendo con el enemigo que nos quiere destruir y dándole vidilla, con buen rollito. A veces, hasta dándole ánimos, todo sea por joder y llevar la contraria a los gringos que nos salvaron de Hitler y Stalin. Con una bonita Alianza de Civilizaciones, como en España decía otro iluminado. Ahora vas y te alías, ZP, con esta pandilla cortacabezas.
Menos más que en un futuro cercano, en España será un Latin King el que con un par de cojones nos defienda de los talibanes porque no le da la gana de que un barbudo le prive de ver a su churri en microfalda. Las hostias serán como cuando Don Rodrigo en Asturias hace siglos, pero esta vez el paladín se llamará Franklin Alberto. Con un par, repito, los que ya casi no usa el homo celtibéricus. Así, cuando todo se reconquiste de nuevo, renacerá una nueva España sin nacionalismos, algo inaudito. Y el Himno nacional, por fin tendrá letra, pero con otra música... de reggaeton.
Tampoco entiendo muy bien la política europea en relación a los fanáticos...Y no solo la de ZP...
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Habría que empezar a pensar si es que existe esa política europea
EliminarSaludos
Algún pecado tuvo que cometer el padre. Por ejemplo, casarse con la madre de la criatura.
ResponderEliminarUn saludo.
Y después de casarse, tener hijos.
EliminarUn saludo
Digo yo que en el deterioro de la saga algo de culpa debe tener esa madre de la criatura, tan poco femenina, por cierto.
ResponderEliminarUn saludo.
Bueno, la madre tiene su culpa, pero la del hijo es responsabilidad suya (ser licoreta, visionario, inútil, etc.)
EliminarUn saludo