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Maquiavelo y las reglas de la guerra

Maquiavelo resume en 27 enunciados las principales enseñanzas sobre esta materia que brindó a lo largo de su libro El Arte de la Guerra


A continuación podrás leer estos 27 enunciados intemporales y válidos para muchos aspectos de tu vida, no sólo para la guerra.

Maquiavelo y las reglas de la guerra
Maquiavelo y las reglas de la guerra
"Os he hablado de muchas cosas que seguramente conocíais por vuestros propios estudios; lo he hecho, como ya os lo anuncié, para demostrar mejor con ellas las condiciones de las reformas en el arte militar y para que utilicen estas observaciones quienes no tengan los medios de instrucción que vosotros.

Réstame sólo dar algunas reglas que nunca deben olvidarse. Son las siguientes:

  • Cuanto aprovecha al enemigo os perjudica, y viceversa.
  • El que atienda más en la guerra a vigilar los intentos del enemigo y sea más constante en adiestrar su ejército, incurrirá en menos peligros, y con mejor fundamento esperará la victoria.
  • No llevéis jamás vuestras tropas al combate sino después de averiguar sus disposiciones y comprender que van sin miedo y bien organizadas. No las comprometáis en una acción sino cuando tengan la esperanza de vencer.
  • Vale más vencer al enemigo por hambre que con las armas: el éxito de éstas depende más de la fortuna que del valor.
  • Las mejores resoluciones son las que permanecen ocultas al enemigo hasta el momento de ejecutarlas.
  • Lo más útil en la guerra es conocer las ocasiones y saberlas aprovechar.
  • La naturaleza hace menos hombres valientes que la educación y el ejercicio.
  • En la guerra, vale más la disciplina que la impetuosidad.
  • Los que se pasan del campo contrario al vuestro, si permanecen fieles, son una gran conquista, porque la fuerza del enemigo disminuye más por la pérdida de los que huyen que por la de los que mueren, aunque el nombre de tránsfuga sea sospechoso entre quienes le reciben y odioso para los que deja.
  • Cuando se ordena un ejército en batalla, vale más tener detrás de la primera línea bastantes reservas, que desparramar las tropas por aumentar el frente de combate.
  • Difícilmente es vencido quien sabe conocer su fuerza y la del enemigo.
  • Respecto a los soldados, vale más el valor que el número, y a veces aprovecha más la posición favorable que el valor.
  • Las cosas nuevas y repentinas asustan a los ejércitos; las ordinarias y lentas se estiman poco. Cuando el enemigo es nuevo, conviene que vuestras tropas lo conozcan por medio de algunas escaramuzas antes de empeñar una batalla decisiva.
  • El que persiga desordenadamente al enemigo, después de derrotado, es porque quiere convertirse de victorioso en vencido.
  • Quien no prepare las provisiones necesarias de víveres, será vencido sin pelear.
  • Es preciso escoger el campo de batalla según se tenga más confianza en la caballería que en la infantería, o viceversa.
  • Cuando quieras saber si ha penetrado algún espía en el campamento, ordena entrar a todos en sus tiendas.
  • Cambia tus disposiciones cuando adviertas que el enemigo las ha previsto.
  • Aconséjate de muchos respecto a lo que debes hacer, y de pocos en lo que quieres hacer.
  • El orden en los ejércitos se mantiene durante la paz con el temor y el castigo, y en la guerra, con la esperanza y los premios.
  • Los buenos generales sólo entablan batallas cuando la necesidad les obliga o la ocasión los llama.
  • Procurad que el enemigo no sepa vuestro orden de batalla, y cualquiera que éste sea, haced que la primera línea pueda refugiarse en la segunda y ésta en la tercera.
  • Durante la lucha, no ordenéis a un batallón otra cosa que aquello a que está destinado, porque esto produce incertidumbre y desorden.
  • Los accidentes imprevistos se remedian con dificultad; los previstos, fácilmente.
  • Los hombres, las armas, el dinero y el pan, son el nervio de la guerra; pero de estos cuatro elementos, los más necesarios son los dos primeros, porque los hombres y las armas encuentran el dinero y el pan; pero el pan y el dinero no encuentran armas y soldados.
  • El rico desarmado es la recompensa del soldado pobre.
  • Acostumbrad a vuestros soldados a despreciar las comidas delicadas y los trajes lujosos.

Tales son las máximas generales que me ocurre recordaros. Hubiera podido dar más desarrollo a estas explicaciones hablándoos de los diferentes modos de organizar los ejércitos en la Antigüedad, de la manera de vestirlos y de las cosas en que les ejercitaban, y añadir muchos detalles que no he juzgado necesario narrar, porque los sabréis sin que yo os lo diga, y porque mi propósito no era explicar la organización de los ejércitos antiguos, sino la manera de tener ahora milicias mucho mejores que las que se usan; por eso no he hablado de las instituciones antiguas más que lo necesario para explicar las que propongo."

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El Arte de la Guerra, de Maquiavelo

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