Una Iglesia nueva fue construida y las personas fueron de todas las partes para admirarla. Pasaban horas a mirar la belleza de tal obra.
Ni siquiera sabían que estaba allí, y se sintió irritado y con envidia.
- ¡Si soy tan insignificante, nadie echará de menos mi falta!
Entonces el clavo desistió de su vida, dejó de hacer presión sobre la madera y se fue deslizando hasta caer al suelo.
Aquella noche llovió mucho. Luego, donde faltaba el claro, el tejado comenzó a ceder, separando las tejas. El agua corrió por las pareces y los bonitos murales. El yeso comenzó a caerse, el tapete estaba manchado y la Biblia se quedó arruinada por el agua.
Todo esto porque un pequeño clavo desistió de su trabajo.
¿Y el clavo?
Al asegurar las maderas del tejado, era obscuro, pero era útil. Ahora, enterrado en el barro, no sólo continuó siendo obscuro, sino que también se convirtió en un completo inútil y acabó comido por el óxido.
Podemos sacar muchas moralejas de esta historia. Me gustaría que me contaras cuál sería la tuya.
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Muy interesante la moraleja gracias por compartir
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