Un ladrón entra a una casa de noche. Enciende su linterna y mira a su alrededor, buscando cosas que llevarse.
De pronto, una voz desde la oscuridad le dice:
—"¡Jesús sabe que estás aquí!".
El ladrón casi se muere del susto al escuchar la voz, apaga su linterna y se queda paralizado del miedo.
Espera un rato y no oye nada más.
Sacude la cabeza y continúa.
Cuando empieza a desconectar el televisor, vuelve a escuchar claramente la voz que le dice:
—"¡Jesús te está mirando!".
Completamente aterrorizado el ladrón mueve la luz de su linterna, buscando el origen de la voz.
Finalmente, en la esquina de la habitación, puede ver un lorito.
—"¿Fuiste tú el que hablaste?".
—"¡Si!", le contesta el lorito. —"Yo solo estoy tratando de avisarte que él te está mirando".
El ladrón, relajado, le dice:
—"¿Así que me estás avisando eh?, y... ¿Quién eres tú?".
—"¡Moisés!", contesta el pájaro.
—"¿Moisés?", se ríe el ladrón.
—"¿Qué clase de persona le puede poner Moisés a un loro?"
—"La misma clase de persona que le pone "Jesús" a un ¡rottweiler!".
—"¡Agárralo Jesús!".
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