El impuesto sobre los senos, conocido como Mulakaram, es una repugnante pieza de la historia de Kerala, India.
Este impuesto exigía a las mujeres de las castas más bajas, como los shudras y dalits, pagar una tarifa por cubrirse los senos. Aquellas que no podían pagar eran obligadas a mostrarse sin velo, simbolizando su estatus social inferior.
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El fin de esta ley llegó gracias al valiente acto de protesta de Nangeli, quien se cortó los senos y los presentó a los funcionarios. Su sacrificio y la indignación que provocó llevaron a la abolición del Mulakaram, aunque a un costo altísimo de sufrimiento y vidas perdidas.
Contexto histórico y social
El Mulakaram reflejaba la opresión y explotación sistemática de las castas inferiores en la India. En una sociedad profundamente jerarquizada, el impuesto no solo era una carga económica sino también una herramienta de control y humillación. Las mujeres de estas castas, ya marginadas, enfrentaban un doble castigo: económico y social.
La resistencia y el cambio
La resistencia de Nangeli se convirtió en un símbolo poderoso contra la injusticia. Su acto de auto-mutilación fue un grito desesperado de libertad y dignidad, que encendió la llama de la rebelión. Las protestas que siguieron finalmente forzaron a las autoridades a abolir el impuesto, marcando un paso significativo hacia la igualdad.
Reflexión final
El impuesto sobre los senos es un recordatorio sombrío de cómo las estructuras de poder pueden imponer sufrimiento y degradación. A la vez, la historia de Nangeli nos inspira a recordar que el cambio puede surgir de actos valientes de resistencia, incluso en las circunstancias más adversas.
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La libertad demanda sacrificios, la humillación y la degradación se alimentan de resignación y el egoismo siembra la duda en torno a quién debe sacrificarse pues usualmente esperamoa que sean otros lis martires.
ResponderEliminarQue lastima que Nangeli se cortó los senos para protestar. Aunque respeto su decisión, no le dio buen ejemplo a los demás que estaban oprimidos en varias instancias y en muchos países. Mejor y más efectivo es protestar utilizando violencia contra los opresores, porque eso es lo único que ellos entienden. Y para cualquiera, una bala o una bomba habla más fuerte que una protesta hecho con humildad. Los pueblos oprimidos tienen que entender y usar esto en su lucha contra la opresión y la injusticia, nada de esperar y limosnear para sus derechos. Necesitan usar violencia en cualquiera forma para hacerlo, si no van a pasar siglos de pedir por sus derechos con humildad, y los opresores todavía seguirán adelante. También respeto a M. Grande, pero el no dio buen ejemplo para terminar contra la opresión utilizando la violencia.
ResponderEliminaren todas partes se a visto que la violencia a los opresores les fascina así dan rienda suelta a sus deseos mas retorcidos los grandes cambios han salido de la paz no de la guerra
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