Sí, el arte puede ser malo. El arquitecto y pintor surrealista francés Alphonse Laurencic es el mejor ejemplo de ello.
Durante la Guerra Civil Española, Laurencic diseñó celdas de detención para el gobierno español. Construyó camas para que los prisioneros se cayeran de ellas mientras dormían. Luego construyó obstáculos en el suelo, lo que hacía imposible y doloroso dormir.
Además, Laurencic diseñó el arte mural de tal manera que las pinturas inducen un estado de angustia mental y una mayor depresión en los prisioneros. A través de su arte, buscó hacer que la experiencia en estas habitaciones fuera lo más desagradable humanamente posible. Los nazis estaban interesados en este invento perverso: el propio Heinrich Himmler visitó las celdas en 1940, buscando inspirarse en ellas.
En la imagen de arriba, podemos ver a Himmler sentado en el fondo. Sin duda, disfrutando de la atmósfera malévola de la "cámara de tortura surrealista". ¿Puede el arte ser malo? Yo diría que Alphonse Laurencic demostró que, sí, el arte puede ser malo.
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