Te comparto esta historia que me llegó al corazón y que seguro te va a hacer pensar un montón.
Conocí a una señora que, como tantas otras, se pasó la vida entera siendo una verdadera heroína sin capa: criando hijos mientras se partía el lomo en dos trabajos. Ya sabes, de esas personas que siempre ponen a su familia por delante de todo, hasta de ellas mismas.
Bueno, pasa que cuando por fin llegó a su jubilación y sus hijos ya estaban grandes, con sus propias familias y todo eso, la cosa se puso complicada. A pesar de que sus hijos la querían un montón, cada uno andaba en su mundo, ocupado con sus propias vidas. Y ahí estaba ella, sintiéndose más sola que una seta.
Un día, mientras charlábamos, me soltó algo que me dejó pensando: "¿Sabes qué? Me la pasé toda la vida cuidando a todo el mundo, y ahora que lo pienso, debería haberme dado más a mí misma". Fue como un puñetazo de realidad, ¿sabes? De esos momentos que te hacen ver las cosas de otra manera.
Está genial preocuparse por los demás, pero si te olvidas de ti mismo en el proceso, la cosa no termina bien. Es como en los aviones, cuando te dicen que primero te pongas tu máscara de oxígeno antes de ayudar a otros. Suena egoísta, pero tiene todo el sentido del mundo: no puedes dar de lo que no tienes.
Al final, el truco está en encontrar ese punto justo, ese equilibrio entre querer a los demás y quererte a ti mismo. Porque si no te cuidas, ¿quién lo va a hacer? Y ojo, no es ser egoísta, es ser inteligente. Como dicen por ahí: el amor empieza por uno mismo, y si no te quieres a ti mismo, ¿cómo vas a querer bien a los demás?
Esta historia me recordó que a veces nos pasamos tanto tiempo siendo el héroe de otros que nos olvidamos de ser el héroe de nuestra propia historia. Y eso, amigo mío, es algo que vale la pena recordar todos los días.
Y tú, ¿qué opinas?
Te invito cordialmente a compartir esto con todos tus amigos. Tu apoyo significa mucho. ¡Gracias de antemano!
Gracias por la información contenida
ResponderEliminarGracias por la información contenida
ResponderEliminarExelentismo, hay pequeñas historias que te hacen meditar mucho, agradecido por esta historia
ResponderEliminar