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La ingratitud que sufrió el Gran Capitán

Aunque todos te digan que te socorrerán cuando tengas necesidad, muchos de los que se ofrecen a luchar por ti, serán después los primeros que te arrojarán las piedras, te dejarán abandonado y aún harán leña del árbol caído y saquearán los restos del naufragio Como cita Maquiavelo , “se puede decir de los hombres lo siguiente: son ingratos, volubles, simulan lo que no son y disimulan lo que son, huyen del peligro, están ávidos de ganancia; y mientras les haces favores son todos tuyos, te ofrecen la sangre, los bienes, la vida y los hijos cuando la necesidad está lejos; pero cuando ésta se te viene encima vuelven la cara. Los hombres olvidan con mayor rapidez la muerte de su padre que la pérdida de su patrimonio.” Y no esperes que tu patrón sea agradecido por los servicios que le prestes, ya que habrá quien le envenene los oídos y le nuble la vista para que dude de tu lealtad y de tus nobles intenciones. Recuerda que el Cid Campeador sufrió la ingratitud de su Rey Alfonso VI de

Tus adversarios ocultos

Tendrás adversarios. Muchos. De hecho, estoy seguro de que ya los tienes. Y si hasta ahora no te has dado cuenta, es que estás ciego a las evidencias.  Tus adversarios ocultos. Cortesano ¿No te lo crees?  Te parecerá extraño, pero por muy mal que te vaya la vida, aunque seas o aparentes ser un necio, siempre hay quien te envidia. Ahí tienes un peligroso y duradero rival o tal vez un enemigo en la sombra.  ¿Aún no estás convencido?  Permíteme que te presente a unos viejos enemigos tuyos: todos lo que te deban algo, todos a los que hiciste un favor al que no te pueden corresponder, están en esa lista. No soportan deberte nada, pues como dijo el genial cortesano La Rochefoucault, “no sólo los hombres tienden a perder el recuerdo de los beneficios y de las injurias, sino que incluso odian a sus benefactores y dejan de odiar a quien los ofendió. La perseverancia en recompensar el bien y vengarse del mal les parece una servidumbre demasiado gravosa. El mal que hacemos no nos

Cortesanos

Simula, disimula, no ofendas a nadie y de todos desconfía : antiguo consejo para un joven Rey Sol que te servirá para desenvolverte y medrar en la Corte en la que todos sobrevivimos.   Cortesano La agresividad individual y colectiva entre las personas y entre grupos de personas nunca ha menguado, más bien ruge con mayor fuerza. Cuando son muchas las gentes que aspiran a lo mismo y el premio se percibe escaso, el conflicto se torna inevitable. Como citan las Sagradas Escrituras, al ser muchos los llamados y pocos los escogidos, es normal que para ser elegido entres en dura pugna con tus rivales y con los que pudieran ser tus amigos. Y al fin y a la postre, todos se convierten en tus fieros adversarios. Medita que todos estos trabajos y empresas los emprenderás para ser tú el escogido y negar el premio a otros que lo mismo afanan y pretenden. Advierte que lo mismo intentarán hacer contigo tus oponentes. Estas rivalidades se tornan en ruidosa y dura violencia, tanto social