El objeto artificial más rápido jamás lanzado al espacio no es una nave espacial, sino una tapa de alcantarilla. Para entender esta historia, debemos retroceder en el tiempo hasta la década de 1950. En esa época, los Estados Unidos, preocupados por las pruebas nucleares y la radiación que podrían liberar a la atmósfera, comenzaron a realizar pruebas atómicas bajo la superficie de la Tierra. Ver Mensaje de un anciano Navajo a la NASA El astrofísico Brownlee diseñó las pruebas llamadas PASCAL-A y B, realizadas en el verano de 1957. Estas pruebas estaban diseñadas para contener la lluvia radiactiva mediante la colocación de la bomba en un agujero excavado en el suelo de 147 metros de profundidad y 1 metro de ancho, coronado por una placa de acero que pesaba 900 kg. No saques conclusiones precipitadas, porque lo mejor está por venir. Asumiendo que las altas presiones generadas por la detonación volarían la cubierta metálica, colocaron una cámara de alta sensibilidad para inmortalizar el