Había una vez un zorro que estaba obsesionado con los huevos de las gallinas, era su plato favorito. Siempre andaba rondando por los gallineros en busca de su apreciado botín, en especial en uno. En este gallinero, las gallinas indefensas veían como cada noche el zorro se llevaba sus huevos, y si no lo dejaban hacerlo, éste las había amenazado con que se llevaría a ellas para comérselas. En esta granja, el dueño veía que su número de gallinas crecía muy lentamente y que casi no ponían huevos. Esto no le servía y pensó en vender a todas sus gallinas. Estas al enterarse de las intenciones del granjero decidieron trazar un plan. Esa misma noche cuando el zorro vino a visitarlas, le ofrecieron todos los huevos que quisiese con tal que no se llevase a los que estaban empollando. Al zorro le pareció una buena oferta y durante esa noche se llevó todos los huevos. El zorro y las gallinas Al día siguiente el granjero fue al gallinero en busca de huevos y se encontró con que