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Mostrando las entradas etiquetadas como infierno

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La visita al Infierno

Clifford Hoyt, también conocido como "El hombre que escapó del infierno", es un ciudadano estadounidense que sufrió un gravísimo accidente de coche en la mañana del 5 de diciembre de 1999, mientras conducía por la carretera de Maple Grove en Maryland. Ver  ¿Para qué bajó Jesucristo a los infiernos? Herido, logró salir del vehículo y salir a la carretera donde perdió el conocimiento. Afortunadamente, después de unos minutos, un conductor de camión, al notar su cuerpo tirado en la carretera, llamó de inmediato al 911. Trasladado al hospital, el cuadro clínico de Clifford parecía desesperado, para los médicos el hombre tenía pocas esperanzas de sobrevivir, lo que no sabían, sin embargo, era que Clifford no solo estaba luchando contra la muerte, sino también con algo más. De hecho, después de unos días, al despertar de un coma, comenzó a gritar y llorar. Las enfermeras que corrieron hacia adelante, sorprendidas por este repentino despertar y al mismo tiempo conmocionadas por el c

Los Nueve Círculos del Infierno

 "Los Nueve Círculos del Infierno" es un concepto derivado de la obra épica de Dante Alighieri, "La Divina Comedia", escrita en el siglo XIV.  En la obra, Dante describe su viaje imaginario a través del Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, guiado por el poeta romano Virgilio. Ver  ¿Para qué bajó Jesucristo a los infiernos? En el Infierno de Dante, hay nueve círculos concéntricos, cada uno de los cuales representa un pecado diferente y un castigo correspondiente. A medida que Dante y Virgilio descienden a través de los círculos, encuentran almas condenadas que sufren castigos cada vez más terribles por sus pecados. El primer círculo del Infierno es el Limbo, donde residen las almas de los no bautizados y los virtuosos paganos. Aunque no sufren un castigo real, están separados de Dios y no pueden entrar al Paraíso. Los siguientes círculos están reservados para aquellos que cometieron pecados mortales. El segundo círculo está reservado para los lujuriosos, quienes son

Un ateo muere y va al cielo

Al llegar, es recibido por San Pedro: -Hmmm... (leyendo el libro de la vida del ateo)... lamentablemente hijo mío, no puedes entrar al Reino de los cielos. Desde joven, te declaraste ateo. Incluso en el lecho de muerte, te mantuviste firme en su ateísmo. Tu lugar está en el infierno. Ver  De cómo eligió el infierno tras conocer el cielo y lo que allí le aconteció El ateo desciende a las profundidades abismales, buscando la entrada al infierno. Al llegar se sorprende: el ambiente se asemeja a los grandes casinos de Las Vegas. En la entrada, mujeres hermosas escoltan al ateo. Muy sorprendido, él entra en el infierno y es recibido por un hombre elegantemente vestido con un traje blanco y una flor en el ojal: -¡Bienvenido, amigo mío! – dice efusivamente - soy Satanás, tu anfitrión por toda la eternidad y si deseas algo simplemente pregúntame directamente a mí o a cualquiera de las hermosas mujeres. (Bajando la voz) – ¡la pelirroja del vestido negro te llevará a la locura! La imagen del inf

El infierno

Termodinámica del Infierno. La siguiente pregunta fue hecha en un examen trimestral de química en la Universidad de Toledo. La respuesta de uno de los estudiantes fue tan "profunda" que el profesor quiso compartirla con sus colegas, vía Internet, razón por la cual podemos todos disfrutar de ella. Pregunta: ¿Es el Infierno exotérmico (desprende calor) o endotérmico (lo absorbe)? La mayoría de estudiantes escribieron sus comentarios sobre la Ley de Boyle (el gas se enfría cuando se expande y se calienta cuando se comprime). Ver De cómo eligió el infierno tras conocer el cielo y lo que allí le aconteció Un estudiante, sin embargo, escribió lo siguiente: "En primer lugar, necesitamos saber en qué medida la masa del Infierno varía con el tiempo. Para ello hemos de saber a qué ritmo entran las almas en el Infierno y a qué ritmo salen. Tengo sin embargo entendido que, una vez dentro del Infierno, las almas ya no salen de él. Por lo tanto, no se producen salidas. En cu

¿Para qué bajó Jesucristo a los infiernos?

La creencia de que Jesucristo bajó a los infiernos después de su muerte y antes de su resurrección es una doctrina central en el cristianismo, particularmente en la teología católica, y se menciona explícitamente en el credo de los apóstoles.  Este artículo teológico tiene profundas implicaciones y varias interpretaciones que se han desarrollado a lo largo de los siglos. Ver El Infierno Contexto teológico e histórico El credo de los apóstoles El credo de los apóstoles, una de las declaraciones de fe más antiguas y fundamentales del cristianismo, afirma que Jesucristo "padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos". Esta frase ha sido objeto de mucho debate y reflexión teológica. Interpretaciones de "infiernos" En el contexto del credo, "infiernos" no se refiere al infierno de la condenación eterna como se entiende comúnmente, sino más bien al "sheol

El cielo y el infierno

En un reino lejano de Oriente se encontraban dos amigos que tenían la curiosidad y el deseo de saber sobre el Bien y el Mal. Un día se acercaron a la cabaña del sabio Lang para hacerle algunas preguntas. El cielo y el infierno Una vez dentro le preguntaron: -Anciano díganos: ¿Qué diferencia hay entre el cielo y el infierno? El sabio contestó: -Veo una montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchos hombres y mujeres con mucha hambre. Los palos que utilizan para comer son más largos que sus brazos. Por eso cuando cogen el arroz no pueden hacerlo llegar a sus bocas. La ansiedad y la frustración cada vez van a más. Más tarde, el sabio proseguía: -Veo también otra montaña de arroz recién cocinado, todavía sale humo. Alrededor hay muchas personas alegres que sonríen con satisfacción. Sus palos son también más largos que sus brazos. Aun así, han decidido darse de comer unos a otros. Y tú, ¿qué opinas? Te invito cordialmente a compartir

El cielo y el infierno vistos por un samurai

“Un samurái le pidió a un maestro que le explicara la diferencia entre el cielo e infierno.  Sin responderle, el maestro se puso a dirigirle gran cantidad de insultos. Furioso, el samurái desenvainó su sable para decapitarle.  -He aquí el infierno- dijo el maestro antes de que el samurái pasara a la acción.  El guerrero, impresionado por estas palabras, se calmó al instante y volvió a enfundar el sable. Al hacer este último gesto, el maestro añadió.  -He ahí el cielo.” El cielo y el infierno vistos por un samurai Sin embargo, hay otra visión del Cielo y del Infierno según Miyamoto Musashi: "Bajo la espada bien levantada el infierno os hace temblar. Id mas allá y encontraréis el país de la felicidad." Ver mas sobre Miyamoto Musashi

De cómo eligió el infierno tras conocer el cielo y lo que allí le aconteció

Un día, un exitoso Director de Recursos Humanos estaba cruzando un paso de peatones y un autobús no pudo frenar a tiempo, por lo que fue atropellado y murió. Entonces llegó al cielo, donde lo recibió San Pedro, el cual le dijo: "Bienvenido al paraíso, pero antes de que te instales, debo decirte que tenemos un problema, y es que nunca antes habíamos recibido a un Director de Recursos Humanos, por lo que no estamos seguros de qué hacer contigo". El Director de Recursos Humanos le respondió: "No hay problema, déjame entrar y ya lo hablamos tranquilamente". San Pedro: "Lo siento, pero tengo órdenes de arriba, por lo que te diré lo que vamos a hacer. Teniendo en cuenta que es una decisión muy complicada para ti, ya que es donde vas a pasar la eternidad, lo que vamos a hacer es que pases 24 horas en el infierno y otras 24 horas en el cielo. Luego volvemos a hablar y ya me dices dónde quieres quedarte". De cómo eligió el infierno tras conocer el

Las puertas del cielo y el samurai

Un guerrero, un samurái, fue a ver al Maestro Zen Hakuin y le preguntó: "¿Existe el infierno? ¿Existe el cielo? ¿Dónde están las puertas que llevan a ellos? ¿Por dónde puedo entrar?". Era un guerrero sencillo. Los guerreros siempre son sencillos, sin astucia en sus mentes, sin matemáticas. Sólo conocen dos cosas: la vida y la muerte. El no había venido a aprender ninguna doctrina; sólo quería saber dónde estaban las puertas, para poder evitar la del infierno y entrar en el cielo. Hakuin le respondió de una manera que sólo un guerrero podía haber entendido. "¿Quién eres?", le preguntó Hakuin. Las puertas del cielo y el samurai  "Soy un samurái", le respondió el guerrero. En Japón, ser un samurái es algo que da mucho prestigio. Quiere decir que se es un guerrero perfecto, un hombre que no dudaría un segundo en arriesgar su vida. "Soy un samurái, un jefe de samuráis. Hasta el Emperador mismo me respeta", dijo. Hakuin se rió