Pocos mitos mantienen tan viva su capacidad de atracción como el del rey Arturo y sus caballeros de la mesa redonda.
Numerosos libros y películas han recreado su fantástico universo. ¿Fue el regente de Camelot un soldado romano? ¿Qué hay de real en la leyenda más famosa del Medioevo?
Arturo. El último romano |
La catedral de Módena, al norte de Italia, conserva un tesoro que late en la piedra desde el año 1100. Como salida de entre la bruma de la historia y la imaginación, la arquivolta de su Porta della Pescheria cobija la representación más antigua del mítico rey Arturo. Este, flanqueado por varios de sus fieles caballeros, se dispone a asaltar el castillo en el que su reina Ginebra espera ser rescatada de su cautiverio.
A primera vista, entre esta imagen y la última producción cinematográfica "El rey Arturo", de Antoine Fuqua, existen pocos puntos de conexión. Pero, a pesar de los más de novecientos años que las separan, ambas representaciones ejemplifican un hecho incuestionable: que el tiempo, el peor enemigo de la memoria, no ha logrado restar ni un ápice de interés al mundo maravilloso forjado en torno al soberano de Camelot. Y su grandeza reside, precisamente, en la diversidad de enfoques y perspectivas desde los que se puede analizar el quimérico mundo de los caballeros andantes que acompañan a Arturo. Lejos de ser una aislada expresión literaria, sus protagonistas, símbolos y actitudes son la respuesta escrita a una determinada ideología, realidad política, religiosa y moral, y conforman además la aventura más importante de la cultura occidental. De hecho, el territorio artúrico es tan complejo que para abarcarlo correctamente no hay más remedio que ahondar en sus raíces más profundas, lo que presupone afrontar el análisis desde su perspectiva histórica, una aproximación tan fascinante como difusa.
De guerrero a monarca
Arturo. El último romano |
Según ha apuntado el productor de El rey Arturo, Jerry Bruckheimer, uno de los planteamientos de la película era descubrir ¿qué fue Arturo antes de convertirse en el paradigma medieval del soberano magnánimo?, ¿una aproximación que lo identifica con un caudillo guerrero de origen romano llamado Arturius?. Pero, ¿es factible abordar el mito artúrico desde una perspectiva exclusivamente histórica? O lo que es lo mismo, ¿existió en Inglaterra un rey que respondiera a la estela de Arturo? Desde el punto de vista histórico, se considera que este fue un caudillo romano, descendiente de romanos, o un celta romanizado, de fines del siglo V o comienzos del VI. Y no fue hasta mediados del siglo IX que apareció la primera mención de Arturo en un texto historiográfico, en la Historia Britonum de Nennius, un monje galés que repasó las contiendas de finales del siglo V entre bretones e invasores anglosajones. Sin embargo, el Arturo del que habla Nennius dista mucho todavía de ser el rey de Camelot. En realidad, el clérigo galés lo identifica, tras las doce batallas en las que Arturo logró la victoria ante los invasores, como un simple caudillo guerrero (dux bellorum). Esta primera mención es especialmente significativa dado que historiadores anteriores, como Gildas, en el siglo VI, o Beda, en el VII, eluden su nombre.
Un dato más que habla a favor de la existencia real de un personaje llamado Arturo en los siglos VI y VII es, como señala el estudioso del universo artúrico Carlos García Gual, ...
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Quizás junto con Robin Hood, Arturo sea uno de las leyendas con las que los británicos se identifican mucho.
ResponderEliminarDurante el tiempo que viví el Reino Unido, vi como habí mucho material periodístico sobre ambos asuntos. He visto la tabla que el Rey Enrique falsificó o simplemente construyó a falta de una.
Yo también opino que los normandos plantagenet son el origen de la leyenda. Esta versión romana últimamente está ganando fuerza, incluso entre los británicos más fanáticos.
Saludos Carolus
Muchos personajes lejanos en la niebla del tiempo son amalgamas de varios, lo que para nada le quita interés.
EliminarSaludos, Manuel
Las leyendas suelen discurrir más por terrenos patrioteros e idealizados. A veces, la cruda realidad estropea los mitos y por ello se ocultan verdades y se exageran acontecimientos.
ResponderEliminarTal vez sea este el caso.
Un saludo.
A veces la historia es como la prensa: no dejes que la realidad te estropee una buena noticia (véase la descarada manipulación nacionalista de la historia).
EliminarSaludos, Cayetano
Historia aparte, para mí lo magnífico de esta leyenda y como se dice en el post es la influencia que ha tenido en el tiempo, y la que tiene.
ResponderEliminarLa cantidad de versiones que han aparecido, aparecen y apareceran. Y la cantidad de historias que copian el modelo.... el bueno, la mujer que se va con su mejor amigo, y el sobrino malo que lucha contra él, casi una telenovela.
La eterna lucha del bien y del mal........ Aún sin TV, y dandose garrotazos todo el día, esos normandos parece que sabían lo que hacían.
Hace siglos ya se hacían culebrones, y de calidad. Como en los mitos griegos, por ejemplo.
EliminarSaludos