Cuando los padres envejecen

Déjalos envejecer con el mismo amor que ellos te dejaron crecer, déjalos hablar y contar repetidas veces historias con la misma paciencia e interés que ellos escucharon las tuyas cuando eras niño.

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Déjalos tener la razón, como tantas veces ellos te dejaron ganar, déjalos disfrutar de sus amigos, de las charlas con sus nietos, déjalos gozar viviendo entre los objetos que lo han acompañado por mucho tiempo, pues sufren sintiendo que le arrancas pedazos de su vida, déjalos equivocarse, como tantas veces te has equivocado tú.

DÉJALOS VIVIR y procura hacerlos felices el último tramo del camino que les falta por recorrer, del mismo modo que ellos te dieron su mano cuando iniciabas el tuyo, porque cuando partan al cielo, te será de consuelo recordar que los trataste con paciencia.

Que no te pase como el niño que estaba haciendo un cuarto en el fondo del patio de su casa, cuando su papá fue a buscarlo, le preguntó qué estaba haciendo y el niño en su inocencia le contestó. “Para que te traiga para acá y no molestes a mis hijos con tus ronquidos papá, así como le hiciste tu con mi abuelo”.