¿Quién no ha soñado alguna vez con elevar una copa de vino a la salud del César o empaparse de la atmósfera de los banquetes romanos?
Sin embargo, el vino que probaban nuestros antepasados romanos era muy diferente al que conocemos hoy en día.
No se envejecía mucho, lo que le daba un sabor bastante áspero. Los vinos se mezclaban regularmente con agua o se especiaban intensamente para suavizar esta dureza. Olvídate de los vinos secos y tánicos que tanto disfrutamos en la actualidad: ¡los romanos tenían un paladar muy diferente! Les encantaban los vinos dulces, incluso muy dulces. El mulsum, una mezcla de vino y miel, era su bebida favorita. Imagina un vino que sabe a vino caliente festivo, pero sin el licor fuerte y con un toque de miel.
Para potenciar aún más los sabores, los romanos no dudaban en añadir especias como pimienta, canela o jengibre. Algunos incluso agregaban hierbas aromáticas para darle un toque de frescura.
Los romanos empleaban diferentes métodos de vinificación que influían en el sabor final del vino. Cultivaban una gran variedad de uvas, lo que producía vinos con aromas muy diferentes a los que conocemos. Su dieta era más rica en especias y sabores intensos, lo que explicaba su preferencia por los vinos dulces y especiados. El vino era una parte central de la cultura romana: se utilizaba en banquetes, ceremonias religiosas e incluso como moneda de cambio.
El descubrimiento en el sur de Francia de villas agrícolas capaces de producir varios miles de hectolitros al año demostró que el cultivo de la vid no era solo una producción amateur para el consumo local, sino también para la exportación. Se han encontrado ánforas con formas y marcas características que viajaron desde Túnez hasta la península itálica. Otras se han hallado en los confines del mundo antiguo: en Alemania o en el desierto egipcio, donde las guarniciones romanas vigilaban las rutas comerciales hacia el subcontinente indio. Allí, sus fragmentos se utilizaban como soportes para intercambiar mensajes de un fuerte a otro.
Hoy en día, es posible encontrar algunos de los sabores del vino romano. Enólogos apasionados se han embarcado en la reconstitución de vinos antiguos, utilizando variedades de uva tradicionales y técnicas ancestrales de vinificación. ¡Una experiencia única para los curiosos y amantes de la historia!
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