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El sabor del vino romano

¿Quién no ha soñado alguna vez con elevar una copa de vino a la salud del César o empaparse de la atmósfera de los banquetes romanos?  Sin embargo, el vino que probaban nuestros antepasados romanos era muy diferente al que conocemos hoy en día. No se envejecía mucho, lo que le daba un sabor bastante áspero. Los vinos se mezclaban regularmente con agua o se especiaban intensamente para suavizar esta dureza. Olvídate de los vinos secos y tánicos que tanto disfrutamos en la actualidad: ¡los romanos tenían un paladar muy diferente! Les encantaban los vinos dulces, incluso muy dulces. El mulsum, una mezcla de vino y miel, era su bebida favorita. Imagina un vino que sabe a vino caliente festivo, pero sin el licor fuerte y con un toque de miel. Para potenciar aún más los sabores, los romanos no dudaban en añadir especias como pimienta, canela o jengibre. Algunos incluso agregaban hierbas aromáticas para darle un toque de frescura. Los romanos empleaban diferentes métodos de vinificación que i

El perro que avinagraba el vino

En el Reino de Song había un tabernero cuyo vino era excelente. Perro peligroso No engañaba en la cantidad, era cortés con sus clientes y su enseña pendía en el lugar más visible. Sin embargo, no podía vender su vino, que llegaba a hacerse ácido. Preguntó a Yang Qian, un anciano a quien conocía bien, cuál sería la explicación. - ¿Es peligroso su perro? – inquirió Yang Qian. - Sí, en verdad lo es – contestó el tabernero –. ¿Pero qué relación tiene eso con el hecho de que mi vino no se venda? - La gente teme a su perro. Cuando mandan a un niño con dinero y un jarro a comprar vino, el perro sale a su encuentro, a morderle. Esto es lo que avinagra su vino y la razón por la que no lo vende. Han Fei Zi También le puede interesar: http://www.elartedelaestrategia.com/pensamiento_de_oriente.html El Arte de la Estrategia tusbuenoslibros