La ausencia de un Evangelio de María, madre de Jesús, en el canon bíblico cristiano puede atribuirse a varias razones históricas, teológicas y culturales.
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Primero, los Evangelios canónicos del Nuevo Testamento fueron escritos por discípulos y seguidores de Jesús que tuvieron una relación directa con su ministerio y enseñanzas. Los autores de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan fueron testigos o recopiladores de los testimonios de aquellos que conocieron y siguieron a Jesús durante su vida. María, aunque fue una figura central en la vida de Jesús, no fue una de sus discípulas en el sentido tradicional, y su papel se centró más en su relación familiar y en su presencia en momentos clave de la vida de Jesús, como su nacimiento y crucifixión.
Además, la tradición cristiana primitiva se centró en los testimonios de los apóstoles y discípulos que habían sido comisionados por Jesús para predicar el Evangelio. Los primeros líderes de la Iglesia, como Pedro y Pablo, jugaron un papel crucial en la difusión del mensaje cristiano y en la formación de la doctrina. María, aunque venerada, no tuvo un papel público en la predicación y enseñanza del Evangelio en la misma medida que los apóstoles.
La formación del canon bíblico también fue un proceso complejo y selectivo. Los libros que fueron incluidos en el Nuevo Testamento fueron seleccionados por su autenticidad, autoridad apostólica y coherencia con la doctrina cristiana. Los textos que no cumplían con estos criterios fueron excluidos. Aunque hay textos apócrifos que mencionan a María, como el "Evangelio de María" (un texto gnóstico que no debe confundirse con María, la madre de Jesús), estos no fueron aceptados en el canon debido a su contenido y origen.
La cultura y el contexto histórico también jugaron un papel importante. En la sociedad patriarcal del mundo antiguo, las mujeres tenían roles más limitados en la vida pública y religiosa. Aunque María es una figura central en la narrativa cristiana, su papel se centró más en su maternidad y en su ejemplo de fe y obediencia. Los roles de liderazgo y enseñanza estaban más asociados con los hombres, lo que puede haber influido en la ausencia de un Evangelio atribuido a ella.
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