Putin sueña con los líderes rusos. Stalin le da dos consejos: uno mortal, otro extraño. ¿La clave para el poder? No cuestionar el terrible consejo.
En la víspera de Año Nuevo de 1999, Vladímir Putin se fue a dormir con una nueva realidad: era el flamante líder de Rusia. Esa noche, tuvo un sueño extraordinario. Se encontraba en una enorme sala dorada, rodeado de todos los grandes líderes rusos del pasado, desde Iván el Terrible hasta Boris Yeltsin.
Con la esperanza de recibir consejo, Putin preguntó: "¿Quién de ustedes puede darme la mayor sabiduría para dirigir Rusia?"
Todas las miradas se posaron en Iósif Stalin, quien se levantó, se aclaró la garganta y, con voz grave, respondió: "Te daré dos consejos fundamentales para que tengas éxito. Primero, debes encarcelar o ejecutar a todos tus opositores políticos. Segundo, tienes que pintar el Kremlin de azul".
Putin, desconcertado por la segunda parte, preguntó: "¿Y por qué azul?"
Stalin sonrió y, mirando a los demás líderes, les dijo: "¿Ven? Les dije que no haría preguntas sobre el primer consejo". Ver Las 20 leyes de la astucia
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