Brillante oratoria y astucia legal: Los discursos maestros de Fedor Plevako desafiaron la lógica y cambiaron el rumbo de la justicia.
Fedor Nikiforovich Plevako, uno de los abogados defensores más famosos de la Rusia del siglo XIX, demostró que la oratoria y la audacia pueden ser más poderosas que la ley. Sus discursos finales, de una brillantez que desafiaba la lógica, se convirtieron en legendarios. A continuación, se presentan dos de los casos más asombrosos donde su elocuencia magistral dejó al jurado sin palabras y cambió el destino de sus clientes.
La absolución de un alma: El caso del sacerdote
En un caso que parecía perdido, Plevako defendía a un anciano sacerdote ortodoxo acusado de adulterio y robo. El jurado estaba completamente predispuesto en su contra, y el fiscal había pintado un cuadro de depravación total. Describió minuciosamente los crímenes del "sacerdote vicioso", sin dejar lugar a dudas. Cuando llegó su turno, Plevako se levantó con calma y pronunció un discurso que fue un golpe de genio:
"Señores del jurado. El caso es claro. El fiscal tiene toda la
razón en todo. El acusado realmente perpetró esos crímenes y los ha confesado.
No hay nada que discutir. Pero hay algo sobre lo que deseo llamar su atención.
Contemplan a un hombre que ha escuchado nuestras confesiones durante treinta
años. Durante treinta años, nos ha absuelto de nuestros pecados. Ahora está
esperando la decisión de ustedes. ¿Absolverían su pecado?"
Con esas pocas palabras, Plevako no apeló a la ley, sino a la empatía y la humanidad del jurado. El sacerdote fue absuelto, demostrando que un argumento bien construido puede apelar a la moralidad por encima de la letra de la ley.
Un desafío a la ley: El caso de la tetera
En otro caso igualmente impactante, Plevako defendió a una anciana que había robado una simple tetera de hojalata, valorada en tan solo 30 kopeks. El fiscal, sabiendo que se enfrentaba a Plevako, decidió adelantar sus argumentos, buscando la compasión del jurado, pero al mismo tiempo enfatizando que la propiedad privada era sagrada y que absolver a la mujer podría desatar un caos que pondría a Rusia en peligro. El jurado asintió, cautivado por la lógica del fiscal.
Cuando Plevako se levantó, comenzó su discurso con una aparente resignación que se transformó rápidamente en sarcasmo.
"Rusia ha sufrido mucho en más de 1.000 años de su historia. Ha
sido invadida por numerosos enemigos. Moscú fue tomada por el ejército de
Napoleón. Rusia superó todos estos desafíos y no solo sobrevivió, sino que se hizo
más fuerte. Desafortunadamente, una anciana robó una tetera de hojalata por
valor de 30 kopeks. Este es un golpe duro. Ahora, sin duda, Rusia
perecerá."
El sarcasmo en sus palabras fue letal. Al ridiculizar la exageración del fiscal, Plevako redujo todo el caso a una absurdidad. El jurado, dándose cuenta de la trivialidad del delito, absolvió a la anciana. La oratoria de Plevako no solo salvó a sus clientes, sino que también dejó una huella imborrable en la historia de la justicia rusa. Ver Las 20 leyes de la astucia
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