La nueva estrategia de seguridad nacional de EEUU se centra en restaurar el poder militar, asegurar fronteras, eliminar amenazas internas/externas y fortalecer alianzas.
Durante años, el mundo pareció deslizarse hacia una espiral de incertidumbre. La debilidad percibida, las fallas logísticas y una profunda división ideológica interna habían erosionado la imagen de la superpotencia, llevando a muchos analistas a predecir un inevitable declive. Las crisis se multiplicaban: desde la inestabilidad en las fronteras hasta la escalada de amenazas de potencias nucleares.
Sin embargo, el documento de Estrategia de Seguridad Nacional de noviembre de 2025 (ver documento), emitido por la Casa Blanca, no es un lamento por el pasado, sino una declaración poderosa de intención que busca revertir drásticamente esa tendencia. Es un manifiesto de acción urgente, diseñado para restaurar la fuerza de Estados Unidos en tiempo récord y recalibrar su relación con el mundo bajo un nuevo paradigma de firmeza y pragmatismo. Este plan es una hoja de ruta que prioriza la seguridad soberana, el poder militar y la energía nacional como pilares innegociables de la nueva doctrina.
El retorno a la fortaleza interna y la soberanía absoluta
Desde el primer día de la nueva administración, la prioridad fue un cambio radical en la percepción de la seguridad nacional, comenzando en casa. La filosofía es clara: el poder global comienza con la soberanía inquebrantable.
El documento destaca una movilización sin precedentes para restaurar las fronteras soberanas, utilizando al ejército estadounidense para detener lo que se describe como una "invasión" del país. Esta estrategia subraya un compromiso firme con la seguridad territorial, un mensaje directo tanto a los socios como a los adversarios.
Paralelamente, se ha iniciado una purga ideológica en las Fuerzas Armadas. La estrategia señala la eliminación de la "ideología de género radical y la locura woke" del ejército, buscando despolitizar las estructuras militares y enfocarlas únicamente en el combate y la defensa nacional. Este cambio ideológico viene acompañado de una inversión gigantesca de 1 billón de dólares para fortalecer y modernizar el músculo militar. La intención es clara: restaurar la credibilidad y la capacidad de disuasión a través de la fuerza y la cohesión interna.
Reconstrucción de alianzas bajo el liderazgo férreo
La estrategia de 2025 reconoce la importancia de las alianzas, pero redefine los términos de la colaboración. La era de la dependencia incondicional ha terminado, cediendo el paso a un modelo de responsabilidad compartida y contribución tangible.
La prueba más notable de este nuevo enfoque se ve en la OTAN. El documento anuncia un compromiso histórico de los países de la OTAN para aumentar el gasto en defensa del 2% al 5% del PIB. Este aumento marca un poderoso cambio en la carga económica de la defensa colectiva, obligando a los socios a invertir sustancialmente en su propia seguridad. Este movimiento no solo alivia la presión fiscal sobre Estados Unidos, sino que también garantiza que las alianzas occidentales mantengan una capacidad de disuasión abrumadora frente a cualquier amenaza.
A nivel económico, la estrategia incluye la imposición de aranceles históricos con el fin de repatriar industrias críticas. Esta política busca una independencia económica poderosa, asegurando que las cadenas de suministro esenciales para la seguridad nacional regresen a territorio estadounidense.
Además, el plan declara la liberación de la producción de energía estadounidense. Al lograr la independencia energética, el país reduce su vulnerabilidad geopolítica y obtiene una ventaja estratégica crucial en las negociaciones internacionales.
El golpe de timón contra el caos exterior
La nueva estrategia no se limita a la defensa; incluye acciones directas y decisivas contra amenazas específicas que fueron identificadas como puntos de inflexión.
El documento detalla la Operación Martillo de Medianoche (Operation Midnight Hammer), que tuvo como objetivo la aniquilación de la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán. Este acto representa una estrategia de ataque preventivo y unilateral, diseñada para eliminar riesgos nucleares antes de que se materialicen y reafirmar el poder militar y la determinación de la nueva administración.
En el continente americano, la seguridad nacional se vincula directamente a la estabilidad regional. La administración ha declarado a los cárteles de la droga y a las "bandas extranjeras salvajes" que operan en la región como Organizaciones Terroristas Extranjeras (FTO). Esta designación es un movimiento poderoso que permite el despliegue de recursos y métodos de contrainsurgencia, transformando la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado en una prioridad de seguridad de alto nivel.
La estrategia de inversión y comercio en África
Una de las transformaciones más profundas de la nueva estrategia es el cambio de enfoque en África. El documento critica las políticas anteriores centradas en la ayuda y la propagación de la "ideología liberal" como enfoques de largo plazo ineficaces.
La nueva estrategia propone una transición de un paradigma de ayuda extranjera a uno de inversión y crecimiento. El objetivo es forjar alianzas con estados capaces y fiables que estén dispuestos a abrir sus mercados a bienes y servicios estadounidenses. Se busca un trato mutuamente beneficioso, aprovechando los abundantes recursos naturales y el potencial económico latente del continente.
Dos áreas de inversión inmediata y estratégica son el sector de la energía y el desarrollo de minerales críticos. La promoción de tecnologías nucleares, gas licuado de petróleo (GLP) y gas natural licuado (GNL) respaldadas por Estados Unidos cumple un doble propósito: genera beneficios para las empresas estadounidenses y asegura una ventaja en la competencia por los minerales críticos y otros recursos vitales. Esta estrategia busca contrarrestar la influencia de competidores globales a través de una asociación económica tangible y lucrativa.
Finalmente, aunque la estrategia de África se centra en el comercio y la energía, se mantiene una vigilancia constante ante la actividad terrorista islamista resurgente, evitando al mismo tiempo cualquier compromiso o presencia militar estadounidense a largo plazo, reforzando la doctrina de no involucramiento prolongado.
La definición del nuevo poder y liderazgo global
La estrategia de seguridad nacional de noviembre de 2025 es un documento de ruptura. Se basa en la creencia de que la urgencia de la acción es la única respuesta viable a la "catástrofe y el desastre" percibidos.
Cada pilar de esta estrategia (fronteras seguras, un ejército unificado, alianzas con mayor contribución, independencia energética y la firmeza militar) está diseñado para proyectar un poder estadounidense restaurado y sin complejos. El documento se presenta no solo como una política, sino como una narrativa de "cambio de rumbo dramático en tan corto tiempo". La intención final de esta estrategia es redefinir el liderazgo global, sustituyendo la ideología por el pragmatismo, y la debilidad por una demostración inquebrantable de poder y seguridad.
El futuro de la seguridad global, según este texto, ya no se basa en el consenso suave, sino en la aplicación directa del poder y la estrategia nacional. Ver El fascinante arte de la estrategia
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