En 2003, el ejército estadounidense descubrió una serie de cazabombarderos Mig-25 Foxbat y SU-25 enterrados en el desierto cerca de Bagdad, Irak. A los aviones se les habían quitado las alas y habían quedado completamente enterrados en la arena. Según analistas del gobierno estadounidense, a pesar del entierro, los aviones habrían podido volver a ponerse en servicio con un mantenimiento relativamente limitado, pero aún demasiado prolongado para poder responder a una invasión armada. Ver Un avión invulnerable La pregunta obvia que rodea este descubrimiento es: ¿Por qué la Fuerza Aérea Iraquí enterraría sus aviones en lugar de luchar? La respuesta requiere cierta contextualización. Poco antes del estallido de la Primera Guerra del Golfo (1991), la Fuerza Aérea iraquí entregó la mayoría de sus aviones a las fuerzas armadas iraníes. Esto sorprendió a Estados Unidos, ya que Irán era el enemigo geopolítico histórico de Irak, contra el que había librado una amarga guerra que había durado ha