Juramos que nunca volveríamos a caer en la misma piedra y sin embargo nos encanta tropezar. ¿Por qué nos enamoramos de la persona errónea? Una historia sin margaritas que deshojar. En el pasado, cuando la pareja, más que una unidad sexual o amorosa, era una asociación económica, no quedaba demasiado espacio para el romanticismo. Aunque existía, pero era un amor platónico, como la relación de vasallaje que existía entre un caballero y su dama en la Europa del Medievo. Y de esa contención, de esos suspiros que nunca se consumaron en un beso, ni mucho menos en una sesión de sexo palaciego, la poesía se alimentó y más tarde lo hizo Hollywood. Y aunque hoy ha llovido mucho desde aquello y creemos poder encontrar a esa media naranja con la que exprimir juntos toda una vida, lo cierto es que acabamos emparejándonos con una persona a la que no le gusta el zumo, es decir, que no encaja para nada con nuestras expectativas. Este es el caso de Maribel, que odiaba a los