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Cómo educar a tus hijos con amor y disciplina

Educar a los hijos con amor y disciplina es uno de los desafíos más grandes que enfrentan los padres.  Es importante encontrar un equilibrio entre el amor y la disciplina para criar hijos felices, seguros y responsables. En este artículo, exploraremos algunas estrategias y consejos para ayudarte a educar a tus hijos con amor y disciplina. Ver  Principios para darle una buena educación a tus hijos 1. Establece límites claros Es importante establecer límites claros para tus hijos. Los límites les dan a los niños una sensación de seguridad y les ayudan a entender lo que se espera de ellos. Los límites también les enseñan a respetar las reglas y a ser responsables de sus acciones. Asegúrate de establecer límites claros y consistentes para tus hijos. Los límites deben ser adecuados para su edad y nivel de desarrollo. También es importante explicarles por qué se establecen los límites y cuáles son las consecuencias si no los respetan. 2. Usa el refuerzo positivo El refuerzo positiv

¿Qué aprender de los 2 hijos del presidiario?

Existió un hombre que era un alcohólico, drogadicto y ladrón. Durante un robo a una tienda, disparó al dependiente. Fue detenido e ingresado en prisión acusado de asesinato. Este hombre tuvo dos hijos antes de entrar en prisión.  30 años más tarde, Tony Robbins fue a entrevistar a los 2 hijos de este presidiario convertidos ya en hombres. Uno de ellos había seguido el camino en la vida de su padre. Se hizo alcohólico, drogadicto y acabó robando para poder pagar sus adicciones. Acabó también en la cárcel. Los 2 hijos del presidiario El otro se había casado y tenía una estupenda familia. Además, se había convertido en un empresario de éxito. Tony Robbins le hizo la misma pregunta a ambos hijos. La pregunta fue: Cómo habéis conseguido acabar así. Y lo curioso es que ambos dieron exactamente la misma respuesta: Con el padre que he tenido, ¿qué esperabas? Es decir, el que acabó siguiendo los pasos de su padre, usó su pasado para convertirse en una víctima de sus circunstancias. ¿Cómo espera

El cofre de vidrios rotos

Érase una vez un anciano que había perdido a su esposa y vivía solo.  Había trabajado duramente como sastre toda su vida, pero los infortunios lo habían dejado en bancarrota, y ahora era tan viejo que ya no podía trabajar.  Las manos le temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja, y la visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta. Tenía tres hijos varones, pero los tres habían crecido y se habían casado, y estaban tan ocupados con su propia vida que sólo tenían tiempo para cenar con su padre una vez por semana. Ver Guía para quienes cuidan padres mayores El cofre de vidrios rotos El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada vez menos. - No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque tienen miedo de que yo me convierta en una carga. Se pasó una noche en vela pensando qué sería de él y al fin trazó un plan. A la mañana siguiente fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió que le fabricara un cofre grande.

La mariposa azul

Había una vez un viudo que vivía con sus dos hijas curiosas e inteligentes. Las niñas siempre hacían muchas preguntas; alguna de ellas, él sabía responder, otras no. El pretendía ofrecerles la mejor educación, por tanto mandó a las niñas de vacaciones con un sabio que vivía en lo alto de una colina. La mariposa azul  El sabio siempre respondía a todas las preguntas sin ni siquiera dudar. Impacientes las niñas decidieron inventar una pregunta que él no sabría responder. Entonces, una de ellas apareció con una linda mariposa azul que usaría para engañar al sabio. “¿Qué vas a hacer?”- Preguntó la hermana, a lo cual le respondió: “Voy a esconder la mariposa en mis manos y preguntarle al sabio si está viva o muerta” “Si él dijese que está muerta, abriré mis manos y la dejaré volar. Si dice que esta viva la apretaré y la aplastaré. Y así, cualquiera que sea su respuesta, ¡Será una respuesta equivocada!” Las dos niñas fueron entonces al encuentro del

Principios para darle una buena educación a tus hijos

Cómo educar a los niños es la pregunta más difícil de responder cuando somos padres por primera vez. El alimento y la salud que son también nuestras obligaciones, no generan tanta incertidumbre pues son realidades tangibles que podemos monitorear y suplir con menor dificultad y generalmente con poca o ninguna formación profesional. Principios para darle una buena educación a tus hijos Por el contrario, educar a los niños es un reto que nos exige capacitarnos permanentemente si queremos ver resultados satisfactorios a largo plazo, no para nuestro beneficio, sino para el de ellos en el futuro mediato. Lamentablemente, esta sociedad no nos forma para estos fines y las recomendaciones y ayudas aparecen generalmente cuando ya hay poco que hacer: al leer la noticia de jóvenes que se han dedicado a la delincuencia, al observar actitudes contraproducentes en los jóvenes que se inician en el mercado laboral, en la falta de disciplina y orden en los nuevos profesionales, en estos m

8 claves para restaurar la autoridad perdida en casa

Soluciones prácticas para conseguir que una orden o instrucción sea eficaz 8 claves para restaurar la autoridad perdida en casa Casi todos los expertos, cuando se les pregunta sobre la educación de los hijos, responden que los niños necesitan pautas, normas, reglas o hábitos.  No lo dicen con ánimo de anularles o de tenerlos controlados, sino todo lo contrario. Lo argumentan desde el convencimiento de que, gracias a la línea educativa que exponen, el niño de hoy podrá ser un adulto auténticamente libre en el día de mañana. Si crece sin que nadie le marque el más mínimo límite (por aquello del «¡pobrecito, que no se traumatice!»), lo más probable es que se convierta en un déspota energúmeno, sin ninguna libertad, esclavo de sus instintos más primitivos. Paulino Castells, doctor en medicina y cirugía por la Universidad de Barcelona, en su libro «Tenemos que educar» , recuerda siempre la anécdota de la simpática monjita que le invitaba todos los años a dar una charla a lo