Un Emperador chino reunió a dos de sus ministros y les hizo la siguiente pregunta: “¿Cómo conseguiríais que un gato comiese pimienta?”. La pimienta es un repelente para muchos animales, y más para los gatos, que suelen ser muy exquisitos con lo que comen.
El primero de
los ministros respondió a la pregunta de Emperador:
- “Le abriría la boca a la fuerza y le
empujaría con un palillo la pimienta por su garganta.”
- “Muy mal”, le contestó el Emperador,
“eso es emplear la fuerza bruta, y así sólo se genera resentimiento, no es
forma de conseguir nada de nadie.”
Cómo persuadir a un gato para que coma pimienta |
- “Le dejaría que pasara hambre y después
haría una pelota con carne”, se le ocurrió al otro Ministro, “y dentro pondría la pimienta. Así el
gato comería la carne y sin darse cuenta, también la pimienta.”
- “Tampoco es la solución”, replicó el
Emperador, “así estás empleando el engaño que es solución a corto plazo pero
con el tiempo acarrea muchos problemas y a nada bueno conduce.”
- “Entonces, ¿cómo se consigue que el
gato coma pimienta?”, preguntaron intrigados los Ministros.
- “Muy sencillo”, dijo el Emperador, “se
le unta el trasero con pimienta y el mismo gato se lamerá la parte untada,
quedando contento además de que le permitamos lamerse.”
Cómo persuadir a un gato para que coma pimienta |
Por lo tanto, ya habrás visto que la
verdadera persuasión consiste en que los demás hagan lo que tú quieras y que
además te lo agradezcan. Ser capaz de alcanzar esta maestría requiere ciencia,
arte y mucha práctica. Tienes que lograr que quien te interesa tenga que elegir
entre una opción mala y otra menos mala. Naturalmente, la menos mala coincidirá
con la que a ti te conviene.
Si quieres ser persuasivo, la forma de expresarse
es tan importante como el fondo mismo. Debes dominar el lenguaje del cuerpo y
saberte expresar con clase y elegancia. Los argumentos presentados al desnudo no
gustan ni convencen, no atraen la atención, son desagradables y aburren. Las
personas preferimos ser seducidos a que nos informen porque la información que
nos transmiten deja en evidencia nuestra ignorancia y hay que endulzarla muy bien
para poder pasar tan amargo trago.
Cualquier tontería que digas con
elegancia y gracia tendrá más éxito que la argumentación más sólida, pero sin
adornos. Y si no te lo crees, mira a tu alrededor y observa quienes triunfan
diciendo solemnes e insustanciales banalidades. Piensa en las palabras que vas
a decir y en cómo compones la
frase. Elige las más elegantes y sencillas. Cualquier cosa
que expreses de modo muy diferente ya no es la misma, y así será percibida.
Nunca te vendrá mal adquirir conocimientos de oratoria y retórica. Te dará más
triunfos que todos tus conocimientos técnicos que puedas tener.
Fuente: Manual y espejo de cortesanos
Hola Carolus:
ResponderEliminarHe vuelto.
Muy bueno. La sabiduría china siempre tiene una salida para todo.
El lunes actualizo.
Saludos
Hola, Manuel, yo también he vuelto. Espero que hayas disfrutado de tus vacaciones
EliminarSaludos